Cada individuo está compuesto por unos 10 billones de
células vivas, con las que conviven 100 billones de microorganismos, alojados
en el tracto digestivo en una proporción de entre el 90 y el 95%, mientras que
en la piel y las mucosas se halla entre un 5 y un 10%
Dicho de otra forma, cada humano es la décima parte del
total de un ecosistema complejo con el que habrá que convivir a lo largo de su
existencia, porque las bacterias que nos habitan van con nosotros y hacen con
nosotros nuestro recorrido vital
En los intestinos se aloja el sistema nervioso entérico, una
suerte de segundo cerebro formado por 100 millones de neuronas
Este microbioma del tracto intestinal está integrado por
unas 150.000 especies bacterianas, que, en conjunto, representan entre un kilo
y medio y dos kilos de peso en cada individuo, lo cual supera en bastante al
hígado, que pesa 1,5 kilos, y en mucho al corazón, 450 gramos, o a los riñones,
que juntos pesan 300 gramos
En el año 2003 se anunció la secuenciación del genoma
humano, que da un saldo de unos 25.000 genes diferentes
En el año 2010 se concluyó la secuenciación genética del
microbioma intestinal. AArrojó un saldo de más de tres millones de genes, que
realizan unas 20.000 funciones diferentes. De ellas, cerca de 5.000 eran totalmente
desconocidas hasta el presente
El microbioma y el sistema inmunitario
Distintos estudios con animales de laboratorio criados fuera
de todo contacto bacteriano y completamente desprovistos de gérmenes,
demostraron que estos animales siempre presentan un gran número de graves
alteraciones en su sistema inmunitario, como por ejemplo una muy baja densidad
de células linfoides en la mucosa intestinal ( que tienen un papel
preponderante en la inmunidad específica o adquirida ), estructuras foliculares
linfocitarias muy pequeñas – que en circunstancias normales desempeñan un papel
importante en el sistema inmunitario- y una sorprendente débil concentración de
células productoras de inmunoglobulinas en la sangre
El intestino y los problemas mentales y emocionales
Dos estudios paradigmáticos:
El primero de estos estudios fue llevado a cabo en el
Instituto del Cerebro de Estocolmo, en colaboración con el Instituto del Genoma
de Singapur. En este estudio se comparó las conducta de ratone nacidos en
condiciones normales con otros a los que desde su nacimiento se les había
criado en un ambiente totalmente estéril, es decir, en ausencia de bacterias y,
por tanto, carentes de microbioma intestinal. Estos últimos ratones mostraban
una conducta extraña, corriendo riesgos innecesarios, al tiempo que enn sus
cerebros no se expresaban ciertos genes relacionados con el parendizaje, la
memoria y el control neurosensorial
De ahí, estos investigadores dedujeron que un correcto
microbioma intestinal no solo regula la secreción de neurotransmisores como la
serotonina y la dopamina, sino que incluso interviene en la función sináptica,
es decir, la unión funcional entre neuronas o entre una neurona y una célula
glandular o muscular
El segundo estudio fue llevado a cabo en el Colegio
Universitario de Cork, Irlanda. Este experimento demostró que ratones
alimentados con Lactobacillus rhamnosus JB-1 manifestaban mucho menos estrés y
trastornos relacionados con la ansiedad y con la depresión que los alimentados
sin dicha suplementación, al tiempo que manifestaban una considerable reducción
de la corticosterona, la hormona inductora del strés, de lo que vuelve a
deducirse que las bacterias probióticas tiene el potencial de alterar
positivamente la bioquímica cerebral, reduciendo considerablemente los
trstornos relacionados con la ansiedad y la depresión
Fuente de la información: El segundo cerebro, de Miguel
Ángel Almodóvar:
Entrevista a Miguel Angl Almodóvar:
Videos divulgativos:
El microbioma, ¿qué es y por qué es importante que lo sepas?:
Debemos hacer de jardineros de nuestro sistema intestinal (
hacia el minuto 3 ):
Jornada informativa de la Fundación Española del Aparato
Digestivo, en el Gregorio Marañón, de Madrid:
Que disfrutéis cada hora del fin de semana
Un cordial saludo
Alvaro Ballesteros