Estima@s Clientes y/o amantes del LEAN:
Aunque, como sabéis, este escrito que titulo “Mensajes
amables de fin de semana” no está dedicado al LEAN sino a cosas que a mí me
gustan y que quiero compartirlas con mis clientes/amigos, antes de hablar del
tema de esta semana me voy a permitir una reflexión previa, que tiene que ver
mucho con cómo el especialista LEAN debe enfocar el problema para que el
Cliente acepte la solución : la Mejora Radical LEAN no solo no debe hacer tabla
rasa de lo existente en las fábricas, sino que debe aprovecharlo como palanca
para que el alto cuántico del parámetro que se busca mejorar se transforme en
realidad…si no se hace así, simplemente en muchos casos esa Mejora Radical
quedará en papel mojado
Tengo que decir, después de haber tenido el privilegio de
trabajar con americanos, alemanes y japoneses, creo que para esto los japoneses
están a años luz del resto de Occidente: aprovechan lo existente como
nadie, tardan mucho en rendirse ante la idea de tirar las máquinas viejas por
la borda: tengo por ahí unos videos de mecanizado de KAWASAKI que son
realmente impactantes en este sentido
Pero este no es el caso, porque aquí se junta la visión y el
apoyo económico del alcalde de Copenhague, y la ingeniería integral que es
capaz de desarrollar el MIT: el resultado, la Copenhagen Wheel, una maravilla
que confirma una vez más el dicho de Leonardo: la máxima complejidad es la
sencillez
Esta idea es tan elegante, tan fascinante que, si lo
hubiera, merecería el NOBEL de la Innovación en Ingeniería de Diseño
¿Por qué me parece impactante?: miles, millones de personas
no van hoy en bicicleta al trabajo….. por esas dos malditas cuestas que hay por
el camino; tampoco se comparan bicicletas eléctricas porque valen un pastón….
Pero, ¿Qué pasaría si pudiéramos ponerle una ayudita, en forma de disco que va
en la rueda trasera, a nuestra bicicleta de toda la vida? , y todo ello por un
precio módico……….habría que repensar de arriba abajo el concepto que tenemos de
tráfico en las ciudades: ahí está la Mejor Radical que merece un Nobel de
Ingeniería de Diseño: ¡!!es aplicable de inmediato….no a unas cuantas
bicicletas nuevas, sino a los millones de bicicletas que circulan por el mundo
¡!!
El único momento de gloria de la bicicleta en la ciencia ficción
Elliot y sus amigos escapando de la policía en bicicletas
voladoras para proteger a un adorable extraterrestre. Esta imagen ochentera
salida de la fértil imaginación de Steven Spielberg es seguramente el mayor (y
único) momento de gloria que haya tenido la bici en la ciencia ficción.
Merecería más este popular medio de transporte inventado en el siglo XIX y que,
con muy ligeras variaciones, continúa ocupando un puesto de privilegio en los
deseos de la mayoría de niños del Planeta. A la edad en que casi todo el mundo
deja de pedalear y se convierte en aspirante a homo motorizado,
Assaf Biderman comenzó a pensar en cómo hacer de la bicicleta un transporte igual
de divertido, pero mucho más sencillo, eficiente y útil. El resultado fue una
empresa que bautizó como Superpedestrian.
La compañía reunió un equipo de diseñadores e ingenieros
robóticos con una misión: transformar el concepto de movilidad urbana. A nadie
se le escapa que las actuales ciudades son una pesadilla de
embotellamientos de tráfico y contaminación. Para resolverlo la primera
idea de este grupo de visionarios ciclistas fue la Copenhagen Wheel,
nombrada así en honor a la ciudad danesa (cuyo ayuntamiento financió el
proyecto).
Surgida en el laboratorio de ‘Senseable Cities’ del MIT, se
trata de una rueda trasera que puede adaptarse a cualquier bicicleta
convirtiéndola en un vehículo eléctrico inteligente que, además, se recarga
aprovechando la energía de la pedalada. Lo que la diferencia de otros
transportes similares es que la Copenhagen Wheel solo utiliza el motor
cuando sus sensores detectan, a través del esfuerzo que está haciendo el
ciclista, que es necesario. La novedad más llamativa del invento de
Biderman, además de la sofisticación de sus sistemas de ingeniería, es que puede
ser sincronizada y controlada desde una aplicación en el smartphone.
Permite guardar datos de las rutas recorridas, frecuencia de la pedalada o
ritmo cardíaco y compartirlo con otros usuarios a través de redes sociales, de
forma que la experiencia se va haciendo cada vez más útil e interesante.
Assaf Biderman quiere cambiar la movilidad en nuestras
ciudades a través de lo que él llama la revolución de las bicicletas. Y, por el
bien de todos, ojalá lo consiga.
Copenhagen Wheel convierte tu bicicleta común en una
eléctrica e inteligente
Finalmente ya está disponible para pre-ordenar la Copenhagen
Wheel, idea que surgió cuatro años atrás en los laboratorios del MIT. Con
699 dólares se podrá transformar cualquier bicicleta en una eléctrica y con
funciones inteligente para el seguimiento y análisis de la velocidad y el
recorrido.
En el año 2009 el laboratorio del MIT Senseable City presentó
la idea de la Copenhagen Wheel, una rueda que se agregaba a la rueda
trasera de la bicicleta otorgando nuevas funcionalidades a esta. Hoy, cuatro
años después, finalmente está disponible para pre-venta a un precio de 699
dólares bajo la marca Superpedestrian,
que es manejada por miembros del equipo desde donde surgió inicialmente el
proyecto.
La Copenhagen Wheel, que le debe su nombre al apoyo que el
alcalde de la ciudad danesa, se sitúa en la rueda trasera de una bicicleta
común y se sincroniza a través de una aplicación con el smartphone.
La idea es que el ciclista tenga su teléfono enganchado al manubrio de la
bicicleta para poder chequear la información proveída por este agregado a la
rueda.
El accesorio convierte cualquier bicicleta en una eléctrica:
el motor, de 250 o 350 watts según elección del comprador,
funciona con una batería recargable que otorga una autonomía que se traducen en
uso a una distancia recorrida entre 30 y 40 kilómetros. La
diferencia con el motor tradicional presente en otras bicicletas es que este
es inteligente y se activa solo cuando es necesario analizando el
esfuerzo hecho por el ciclista, excepto que este lo active manualmente.
La batería puede hasta recargarse sola, aprovechando la energía generada por el
pedaleo en bajadas o al frenar para alargar más la capacidad de uso de la
misma.
A través de la app disponible para
dispositivos móviles los usuarios de la Copenhagen Wheel pueden realizar
un seguimiento de distancias recorridas, calorías quemadas, y
compartir sus estadísticas de uso con amigos en la red. También se puede desde
la aplicación bloquear la rueda. Pero las funciones
disponibles posiblemente se expandan cuando los desarrolladores comiencen a
aprovechar la SDK liberada para que estos programen su propio
software.
A un precio de 699 dólares y con un diseño
atractivo que no resalta en cualquier bicicleta la Copenhaghen Wheel se
convierte en una buena opción de compra para ciclistas frecuentes que quieran
tener una nueva experiencia.
Despiece de la Copenhagen Wheel
La principal diferencia respecto a otras bicicletas
eléctricas, según señalan los desarrolladores del proyecto, es que se ha
modernizado de forma que no hay ningún cableado externo ni baterías abultadas.
En el centro de la rueda va colocado el motor, un núcleo de engranajes de tres
marchas, las baterías, un sensor de rotación, GPRS y un kit de sensores que
miden CO2, NOx, ruido (en db), humedad relativa y temperatura.
Mientras la bicicleta está en movimiento, el sistema captura
la energía de pedaleo y frenado y la almacena para esos momentos en los
que el ciclista necesite un impulso. Por otro lado, el sensor ubicado en la
rueda va capturando el nivel de esfuerzo que realiza el ciclista e información
relativa al entorno, como estado de la circulación, niveles de monóxido de
carbono (NOx), ruido, temperatura ambiente, humedad relativa, etc.
Enlaces del Sensible City LAB del MIT hablando sobre
la Copenhagen Wheel:
Página web del Sensible City LAB del MIT:
The
real-time city is real! As layers of networks and digital information blanket
urban space, new approaches to the study of the built environment are emerging.
The way we describe and understand cities is being radically transformed—as are
the tools we use to design them. The mission of the Senseable City
Laboratory—a research initiative at the Massachusetts Institute of
Technology—is to anticipate these changes and study them from a
critical point of view.
Hay un porrón de temas interesantes sobre cómo estarán
equipadas las ciudades del futuro…y si lo dice el MIT, algo de verdad habrá
Que disfrutéis cada hora del fin de semana
U cordial saludo
Alvaro Ballesteros
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