Estimad@s Clientes y/o amantes del LEAN:
La semana que viene empezarán las celebraciones: el día 19
de Julio se cumplen 50 años de la llegada de la Humanidad a la Luna
Yo estaba absorto en el casino de Benavente, uno de los
pocos sitios de toda la ciudad que en aquella época tenía tele
Todavía recuerdo toda la intensidad de mi emoción: ¡!!ciencia
pura en acción!!!!...allí me prometí entender profundamente toda la ciencia que
había detrás de ese inmenso logro de toda la Humanidad
Dada mi, ya por entonces, poca pasión por la mecánica, la
opción estaba clara: aquello no hubiera sido posible sin el avance de las
humildes telecomunicaciones, eso que permitió arreglar en tiempo real todos los
problemas que iban apareciendo, …..!!!y decidí ser Teleco!!!! …hasta hoy
De todas formas, en todas las pasiones siempre hay un
origen: me enamoré para siempre de la aventura espacial cuando vi la imagen que,
un año antes, en 1968, hizo el novato Anders de la Tierra desde la Luna, con el
Apolo 8
Sirva este post como homenaje a aquellos momentos
inolvidables
Feliz lectura
La imagen de la Tierra saliendo sobre la luna en 1968
que lo cambió todo
Esta famosa instantánea de Nochebuena fue el inicio de
cinco décadas de concienciación sobre la belleza y la fragilidad de nuestro
planeta.
Hace medio siglo, tres humanos partieron a la órbita lunar,
dieron 10 vueltas alrededor de la luna y volvieron a casa. Para cuando la
gravedad terrestre los había atado firmemente al planeta, la tripulación de la
Apolo 8 celebraba ser los primeros terrícolas en visitar nuestra compañera
celeste.
Pero su verdadero legado fue desvelado tres días después, el
30 de diciembre de 1968, cuando la NASA publicó una imagen sacada en Nochebuena
que muestra nuestro planeta suspendido sobre la luna.
La imagen, que ahora se llama Earthrise («Salida
de la Tierra»), es legendaria, una postal de las primeras almas que abandonaron
verdaderamente la Tierra. Es cierto que las naves espaciales habían enviado
imágenes como estas antes, pero esta foto fue la primera de este tipo sacada
por un humano embelesado con una cámara. En ella, la belleza jaspeada de la
Tierra destaca sobre la oscuridad del espacio, amplificada por el sombrío y
casi monocromático horizonte lunar en primer plano.
«Es sin duda la fotografía más importante que se ha sacado»,
afirma Brian Skerry, fotógrafo de National Geographic, que compara la imagen
con la primera vez que la humanidad se miró a un espejo. «Son astronautas
en una nave en otro lugar, contemplando este hermoso planeta junto a otro
cuerpo celeste al fondo. Es asombrosa. Cumple todos los requisitos».
La creación de Earthrise
La fecha de vuelo de la Apolo 8, que inicialmente se
esperaba retrasar por problemas con el hardware, se trasladó a
diciembre de 1968, por los rumores de que los soviéticos planeaban enviar
de forma inminente un humano a la luna. Tras haber sido vencida en el espacio
por el cosmonauta Yuri Gagarin siete años antes, la NASA se mostró reacia a
perder esta oportunidad anunciando primero un vuelo espacial diferente.
De forma que, cuando el comandante Frank Borman, el piloto
Jim Lovell y el novato Bill Anders se subieron al mayor cohete que se ha
construido, iban a bordo de una bomba controlada que no se había revisado por
completo, dentro de una nave cuya evaluación no era satisfactoria para todos.
Pero el lanzamiento fue como la seda y la tripulación pronto
pudo observar un mundo arremolinado de color aguamarina cremoso que se
empequeñecía cada vez más. Anders estaba a cargo de las cámaras Hasselblad en
la cabina y sacó unas cuantas imágenes del planeta Tierra mientras se alejaban,
así como imágenes de las cordilleras y cráteres de la superficie lunar.
«Parece yeso blanco o algún tipo de arena grisácea»,
contó Lovell al control de misión en Houston.
La tripulación dio tres vueltas alrededor de la luna y
después saludó a los ciudadanos de la Tierra desde la órbita lunar durante una
transmisión en Nochebuena. Sin embargo, en su cuarta vuelta, la tripulación se
encontró con algo para lo que no estaban del todo preparados: una vista
asombrosa de su hogar, que tras la luna se parecía a una bola de bolos deforme.
«¡Dios mío! ¡Mirad esa imagen!», exclamó Anders. «La
Tierra está saliendo. Madre mía, es precioso».
Sacó una instantánea de la escena en blanco y negro mientras
Lovell intentaba encontrar un carrete en color, pero tardó tanto que, cuando lo
colocó en la cámara unos 40 segundos después, la imagen había desaparecido.
«Creo que nos lo hemos perdido», se lamentó Anders.
Pero el planeta apareció de nuevo en una ventana diferente y
Anders flotó hasta ella para capturar la escena mientras discutía con Lovell
sobre los ajustes de exposición y encuadre. Esa serie de imágenes en color, que
hoy suelen verse giradas 90 grados a la derecha, contiene la fotografía ahora
inmortalizada y adorada; el producto de un destello de emoción y 90 segundos de
actividad frenética.
«Cuando ocurre algo así, nos transmite algo a un nivel que
quizá no comprendamos del todo», afirma Skerry. «Como artista, fotógrafo o
escritor, no puedes predecirlo necesariamente. Simplemente ocurre. Esa es la
magia del arte, ¿no? Creamos cosas que, como seres humanos, transmiten algo a
la gente de formas diferentes».
Pálido punto azul
Suele decirse que aquella fotografía de la Tierra contribuyó
a iniciar el movimiento medioambiental y ha inspirado 50 años de imágenes de
nuestro hogar visto desde el espacio. Muchas de ellas también contienen una
carga emocional o nos deleitan de formas diferentes.
Una imagen de la Apolo 17, la última misión humana a la
luna, muestra al astronauta Jack Schmitt sobre la superficie lunar mientras la
Tierra ocupa el lugar de la luna en lo alto del cielo. Décadas después, una
instantánea sacada por una sonda de camino a Marte presenta una Tierra
creciente y una luna creciente, cuyos tamaños relativos y su separación son
marcadamente evidentes.
TRANSMISIÓN ORIGINAL DEL ALUNIZAJE POR PARTE DE LA
NASA - ORIGINAL BROADCAST OF THE MOON LANDING
How
will you travel, live, and work in space? What challenges await?
El papel crucial de España en el aterrizaje en la Luna
en 1969
La base que estaba en Madrid era la única que tenía
visibilidad durante el alunizaje. La responsabilidad era muy alta y los
científicos españoles estuvieron a la altura. Hablamos con las dos primeras
personas que oyeron las famosas palabras de Armstrong tras pisar la Luna.
Aquí base de La Tranquilidad, el Águila ha aterrizado.
“tuvimos el privilegio de ser los primeros en oírlo. Antes que el propio
Houston”, explica Carlos González. Es uno de los ingenieros en España que
ayudaron a dar cobertura al Apolo 11, cuando la comunicación entre los
astronautas y el centro de control de Houston se interrumpía a causa de la
rotación de la Tierra.
El Centro de comunicaciones español, el NASCOM, estaba en Robledo
(Madrid). Todo lo que se recibía y enviaba desde Houston al Apolo pasaba por
ahí. El ingeniero José Manuel Grande se encargaba de Mantener las
comunicaciones entre Robledo y Fresnedillas (a 50 km de Madrid), desde donde
Carlos González se ocupaba de los receptores y transmisores que comunicaban
directamente con la nave. Los dos españoles tenían una gran responsabilidad en
la misión, aunque ambos confiaban plenamente en que todo saldría bien.
“Habíamos pasado por un entrenamiento exhaustivo y conocíamos
los entresijos de la misión”, explica González. Cuando Armstrong se dispuso a
alunizar, todas las comunicaciones se hicieron a través de Fresnedillas , la
única estación que tenía visibilidad. Tras el alunizaje, el mundo entero
celebró el hito, pero los ingenieros españoles tuvieron que reservarse. “sentí
una gran emoción pero aquello no había terminado y la responsabilidad que tenía
entre manos era más importante”, admite González. “Después, cuando la Luna se
ocultó y Houston nos dijo ‘Gracias Madrid, nos vemos mañana’, se desataron los
nervios, la ansiedad y nos temblaron las rodillas”.
Como siempre, he incluido estas reflexiones en mi blog https://historiasdellean.blogspot.com/:
No dejéis que nadie os estropee el fin de semana
Un cordial saludo
Álvaro Ballesteros
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