sábado, 29 de abril de 2017

Mensajes amables de fin de semana: detalles adicionales sobre los personajes clave de La Ilíada



Estimad@s Clientes y/o amantes del LEAN:

Sirva este escrito para detalles adicionales del de la semana pasada, relacionado con ese libro clave en el pensamiento occidental, la Ilíada
Un breve resumen de los personajes más emblemáticos de la guerra de Troya sería como sigue: 

Paris:
Hijo de Príamo y de Hécuba, rey y reina de Troya. Una profecía había anticipado que Paris causaría la ruina de Troya y, por esa razón, Príamo lo abandonó en el monte Ida, donde unos pastores lo encontraron y lo criaron. Estaba cuidando a su oveja, cuando se suscitó una discusión entre las diosas Hera, Atenea y Afrodita acerca de quién era la más bella. Las tres diosas le solicitaron que hiciera de juez. Cada una de ellas intentó sobornarlo: Hera le prometió que lo haría soberano de Europa y Asia, Atenea que le ayudaría a lograr la victoria de Troya contra los griegos, y Afrodita que le concedería la mujer más hermosa del mundo, Helena, la esposa de Menelao, rey de Esparta.

Helena:
Era la mujer más bella de Grecia, hija del dios Zeus y de Leda, mujer del rey Tindáreo de Esparta. De niña fue raptada por el héroe Teseo, quien esperó el tiempo necesario para casarse con ella, pero sus hermanos, Cástor y Pólux, la rescataron. Más tarde, su fatal belleza fue la causa directa de la guerra de Troya.

Menelao:
Rey de Esparta, hermano de Agamenón, rey de Micenas, y marido de Helena de Troya. Cuando el príncipe troyano Paris raptó a Helena, Menelao organizó una expedición para rescatarla. Bajo el mando de Agamenón, Menelao y los demás reyes griegos zarparon hacia Troya. Al término de la consiguiente guerra de Troya, Menelao fue uno de los griegos que se ocultó en el caballo de madera y saqueó la ciudad. Después de reconciliarse con Helena, Menelao intentó regresar a Grecia. Se vieron forzados, sin embargo, a una travesía por el Mediterráneo oriental, antes de llegar a Esparta, que duró ocho años. Allí Menelao prosperó enormemente y, junto con Helena, disfrutó de una vida larga y feliz

Agamenón:
Rey de Micenas y jefe de las fuerzas griegas en la guerra de Troya. Era hijo de Atreo y padeció la maldició lanzada sobre su casa. Cuando los griegos se reunieron en Áulide para su viaje a Troya, se vieron obligados a retroceder por los vientos adversos. Para calmar los vientos, Agamenón sacrificó a su hija Ifigenia a la diosa Ártemis. Su disputa con Aquiles sobre la princesa cautiva Briseida y las consecuencias de esa cólera forman buena parte del argumento de la Iliada de Homero. Después de un sitio de diez años, cayó Troya y Agamenón volvió victorioso a Micenas. Con él fue la princesa troyana Casandra, que le había sido concedida por el ejército griego triunfante.

Aquiles: El mayor de los guerreros griegos en la guerra de Troya. Era hijo de la ninfa del mar, Tetis, y de Peleo, rey de los mirmidones de Tesalia. Cuando era un niño su madre lo sumergió en el Éstige para hacerlo inmortal. Las aguas lo hicieron invulnerable menos en el talón, por donde lo sostenía su madre. Aquiles libró muchas batallas durante el sitio de diez años a la ciudad de Troya. Cuando el rey miceno Agamenón tomó para sí a la doncella cautiva Briseida, Aquiles retiró a los mirmidones de la batalla y se encerró encolerizado en su tienda. Los troyanos, envalentonados por su ausencia, atacaron a los griegos y los forzaron a una retirada precipitada. Entonces Patroclo, amigo y compañero de Aquiles, le pidió que le prestara su armadura y le dejara avanzar con los mirmidones a la batalla. Aquiles aceptó. Cuando el príncipe troyano Héctor mató a Patroclo, el desconsolado Aquiles volvió a la batalla, mató a Héctor y arrastró su cuerpo triunfante detrás de su carro. Más tarde permitió a

Príamo
Rey de Troya, rescatar el cuerpo de Héctor. Aquiles peleó su última batalla con Memnón, rey de los etíopes. Después de matar al rey, Aquiles condujo a los griegos hacia los muros de Troya. Allí fue mortalmente herido en el talón por Paris.
Héctor es el hijo mayor del rey Príamo y la reina Hécuba de Troya, y esposo de Andrómaca. En la Iliada, de Homero, que narra la guerra de Troya, Héctor es el mejor guerrero troyano. Como comandante de las fuerzas de la ciudad, su contribución a la resistencia frente al ejército griego durante nueve años es decisiva, y casi al final obliga a los griegos a huir en sus barcos. Sin embargo, durante la batalla mata a Patroclo, el amigo amado de Aquiles, el héroe de los griegos. Aquiles, que se había retirado de la lucha por una disputa con el rey Agamenón, líder de las fuerzas griegas, vuelve al campo de batalla para vengar la muerte de su amigo. Desconsolado y frenético, persigue a Héctor tres veces alrededor de las murallas de Troya, lo mata y después ata el cadáver a su carro y lo arrastra por el exterior de las murallas hasta la pira funeraria de Patroclo. Al enterarse de que los griegos se niegan a celebrar los ritos funerales de su hijo, el triste Príamo acude a Aquiles con la ayuda del dios Hermes y le pide que le entregue el cuerpo de su hijo. Aquiles accede conmovido por el dolor del viejo rey y declara una tregua para que los troyanos celebren un funeral adecuado.

Patroclo:
Amigo dilecto del héroe Aquiles, a quien acompañó a la guerra de Troya. En el décimo año del conflicto, Aquiles retiró del combate a sus tropas, los mirmidones, por una disputa con Agamenón, capitán de las fuerzas griegas. Sin Aquiles, los griegos comenzaron a perder frente a los troyanos. Finalmente, cuando éstos estaban a punto de quemar las naves griegas, Patroclo persuadió a Aquiles para que le permitiera guiar a los mirmidones con el objeto de librar a los griegos del desastre. Vestido con la armadura de Aquiles, Patroclo condujo a los griegos a la victoria, forzando a los troyanos a retroceder hasta las murallas de su ciudad. Sin embargo, en su máximo momento de gloria, Patroclo murió a manos del capitán troyano, Héctor. Para vengar la muerte de su amigo, Aquiles reanudó la lucha y mató a Héctor.

Héctor
En el ciclo troyano, Héctor es la contrapartida de Aquiles. Adornado con las mismas virtudes que el rey de los mirmidones, el hijo mayor de Príamo es el mejor de los guerreros troyanos, el baluarte que defiende Troya de los ataques de los griegos. Héctor es, a diferencia de Aquiles, un personaje muy humano con el que resulta sencillo identificarse. Héctor sufre como hombre, tiene miedos y dudas ante la incertidumbre del combate. Héctor es un padre y esposo que se plantea el conflicto entre ser fiel a su patria y salir al campo de batalla a morir o permanecer junto a su familia para disfrutar de su afecto. Héctor es, con toda seguridad, el más humano de los héroes homéricos que pueblan el ciclo troyano. Un personaje, en definitiva, complejo e interesante.
Héctor, a diferencia de Aquiles, no es un guerrero que disfrute del combate. A pesar de ser un gran general y combatiente, Héctor prefiere la paz a la guerra. Por este motivo, siempre se muestra reticente ante la idea de acoger a Helena en Troya tras su secuestro por Paris. Héctor acata las órdenes de su padre Príamo y se pone al frente de los ejércitos troyanos. Pero lo hace por compromiso, por salvar su patria, no por creencia personal.
Siempre que surge alguna ocasión para acabar con la guerra y evitar mayores sufrimientos a los troyanos, Héctor se lanza tras ella. Tal y como narra Homero en la Ilíada, es Héctor el principal instigador de la idea de que el conflicto se solucione por medio de un combate singular entre su hermano menor, Paris, y Menelao, el rey de Esparta ultrajado. En este enfrentamiento, Paris, combatiente mediocre, es derrotado por Menelao, pero la diosa Afrodita, su protectora, le salva en el último momento, por lo que el conflicto no se soluciona y la guerra continúa. El mismo Héctor se ofrece voluntario para combatir con cualquiera de los griegos que se atreva a enfrentarse a él en duelo singular. En ausencia de Aquiles, el único que se atreve a dar un paso al frente es Áyax, rey de Salamina. Héctor y Áyax combaten durante horas, sin que ninguno de los dos pueda imponerse al otro. Finalmente, agotados, deciden pactar el final del enfrentamiento, no sin antes declararse una admiración mutua y hacer un intercambio ritual de regalos.

Zeus y Leda
El más poderoso del Panteón griego se transformaba en diferentes animales para conseguir conquistar a sus amoríos, en parte lo hacía porque su espora Hera, se ponía celosa y así evitaba ser descubierto y evitar los ataques de ira de su esposa.

Zeus se metamorfoseó en lluvia de oro para fecundar a Danae, en nube para fecundar a Io, en Aguila para raptar al joven Ganimedes y hacerlo copero real del Olimpo, en Toro para raptar a Europa y como no en cisne para fecundar a Leda.




Y como él era el dios del Olimpo siempre se salía con la suya.

Leda, era una hija de Testio y esposa de Tindáreo de Esparta, era otra de las amantes humanas de Zeus. Cuando caminaba junto al río Eurotas, fue violada por Zeus, transformado en cisne y fingiendo ser perseguido por un águila.

Esa misma noche yació con Tindáreo. Como consecuencia, puso dos huevos de los cuales nacieron cuatro hijos: Helena de Troya, Pólux (inmortales, presumidos hijos de Zeus) y Clitemnestra y Cástor (mortales, supuestos hijos de Tindáreo).
Sin embargo, se considera a Pólux y a Castor gemelos, conocidos como los Dioscuros


El juicio de Paris




Zeus organizó un banquete para celebrar la boda de la diosa Tetis con el mortal Peleo, pero se olvidó de invitar a Eris, la diosa de la discordia.
Eris se presentó en la boda y, sin que nadie la viera, dejó una manzana de oro con la inscripción


                                                                      "Para la más bella"

Entonces tres diosas, Hera, Afrodita y Atenea, reclamaron la manzana y pidieron a Zeus que juzgase cual de las tres era la más bella.Pero Zeus, temeroso de enfadar a las perdodoras, no se atrevió a elegir a ninguna. Como solución dedició que el mortal Paris que siempre había vivido en el campo, alejado del mundo y de las pasiones humanas, actuara como juez de aquel singular concurso de belleza.

Un dia se presentaron frente a Paris Hera, Afrodita y Atenea junto con Hermes, el mensajero de los dioses que le explicó a Paris que él había sido designado por Zeus para que eligiera a la diosa más bella.




Tras bañarse en el manantial del monte Ida, las diosas se desnudaron ante Paris para mostrarle sus encantos. Como las tres le parecieron igual de hermosas le ofrecieron alguna recompensa si las elegía: Hera, esposa de Zeus, le ofreció el poder sobre las tierras de Europa y Asia, Atenea, diosa de la inteligencia y de la guerra, la victoria en las batallas y Afrodita, diosa del amor y la belleza, le ofreció el amor de la mujer más bella del mundo (Helena de Troya). Paris estaba enamorado de Helena y por esta razón escogió a Afrodita.
Tras la derrota, Hera y Atenea deciden destruir Troya.

Laooconte y sus hijos




Laocoonte era hijo de Capis y hermano de Anquises, padre del héroe troyano Eneas. Era sacerdote del templo de Poseidón en Troya. Después de que los griegos abandonasen la ciudad dejando un caballo de madera a sus puertas, Laocoonte advirtió a sus habitantes que no lo metiesen dentro del recinto con las famosas palabras que puso Virgilio en su boca: « Timeo danaos donna ferentes» (Temo a los griegos cuando hacen regalos). El sacerdote, furioso arrojó su lanza contra el caballo.
Sinón, un supuesto desertor griego que espiaba, les dijo a los troyanos que el caballo debía ser sacrificado en honor de Atenea. Si los troyanos decidían destruirlo, ofenderían a la diosa y harían caer la ciudad. Pero si lo introducían en el recinto amurallado, la diosa les protegería siempre. Por ello decidieron abrir un hueco en la muralla, dado el tamaño del regalo de los griegos.
Poco después de su advertencia, Laocoonte y sus hijos fueron estrangulados por dos enormes serpientes marinas que aparecieron en la playa y llevados ante el altar de Poseidón. Fue quizá el castigo por no confiar en los griegos y querer destruir el regalo. Al ver esto, los troyanos decidieron no tentar a la suerte. Las serpientes habían sido enviadas por Atenea para quitarse de en medio a Laocoonte y hacer más hincapié en las palabras de Sinón.
Una vez en Troya, Sinón dio la señal a la tropa griega encendiendo una lámpara. Los barcos no se habían marchado, sino que permanecían resguardados en la cercana isla de Tenedo, y así partieron a toda prisa hacia la indefensa Troya. Mientras tanto, los guerreros ocultos en el caballo salieron y mataron a los sorprendidos ciudadanos de Troya.
Según otra versión, la muerte de Laocoonte no tuvo que ver con el caballo de madera, sino que fue una venganza de Apolo, ya que su sacerdote, según esta historia, se había casado contra el deseo del dios. En cualquier caso, la desgracia de Laocoonte y sus hijos ha quedado reflejada en el grupo escultórico que puede verse en el Museo Vaticano de Roma.


La intervención de los dioses en la guerra de Troya



Ulises (Odiseo)




Ulises, rey de Ítaca, cuyo nombre griego es Odiseo, es hijo de Leartes y Anticlea.
La intervención de éste héroe en la Guerra de Troya fue decisiva ya que fue suya la idea del Caballo de Troya. Sus aventuras durante el viaje de regreso y su arribo al país natal forman La Odisea, la segunda de las dos obras inmortales de Homero.
Inmediatamente después de la partida de Troya, Odiseo llega al istmo de Tracia, la ciudad de los Cicones, y aunque consigue saquearlos, pierde a setenta y dos de sus compañeros en un sorpresivo ataque.
Desviados por el viento llegaron a la tierra de los lotófagos, quienes se alimentaban de la flor de loto, la cual provocaba la pérdida de memoria. Éstos les ofrecieron loto, tras lo cual los navegantes olvidaron su patria. Finalmente, Odiseo consiguió que los marineros volviesen a sus embarcaciones, para seguir rumbo a Ítaca.
Llegan en primer término al país de los Cíclopes donde el monstruo Polifemo encierra a Odiseo con doce de sus compañeros en una caverna. Cuando ya había devorado a seis griegos, Odiseo logra emborrachar al monstruo y le quita su único ojo, con lo que logra escapar con el resto de sus compañeros.
A partir de entonces Odiseo es perseguido por la ira de Poseidón, dios del mar y padre de Polifemo, quien lo persigue con terribles tempestades durante su viaje, manteniéndolo siempre alejado de su país.
En la isla de Eolo, el guardián de los vientos, halla una amable hospitalidad y al partir el dios le entrega una bolsa de cuero en la que se hallaban encerrados todos los vientos, con excepción del benéfico Oeste, para que los lleve en nueve días a la costa de Ítaca.
Mientras Odiseo descansa, sus compañeros abren la bolsa creyendo que contenía un tesoro y los vientos escapan. Arrastrados por la corriente, llegan de nuevo a la isla de Eolo, quien los echa indignado por considerarlos enemigos de los dioses.
Al llegar a Telepilo, la cuidad de Lamo, el rey de Anfitrite, sus lestrigones, caníbales de descomunal estatura, destrozan once de sus naves, salvándose la duodécima gracias a la astucia de Odiseo.
En la isla de Ea, la maga Circe convierte en cerdos a parte de la tripulación de su nave, pero el héroe, con la ayuda de Mercurio, la obliga a devolverles su forma humana.
Después de haber escapado de las sirenas, que con sus cantos atraían a los marinos y los hacían naufragar, y después de haberse salvado de los monstruos marinos Escila y Caribdis, Odiseo llegó a la isla de Trinacria , donde sus compañeros atacaron a los animales sagrados, dedicados al dios del sol, Helios. El dios supremo, Zeus, los castigó destruyendo con sus rayos los navíos y pereciendo así todos sus tripulantes, a excepción de Odiseo, quien se salva aferrándose al palo mayor y a la quilla; y al cabo de nueve días arriba a la isla de Ogigia, morada de la ninfa Calipso, hija de Atlas. Ésta lo retuvo siete años a su lado y le dio un hijo, pero la nostalgia que Odiseo sentía por su hogar y por su esposa Penélope, lo inmunizan en las astucias de Calipso.
En una balsa construída por el mismo, escapa Odiseo y, tras dieciocho días de navegación, llega a la visea de Corcira, la isla de los feacios, pero Poseidón, al reconocerlo, deshace su balsa en pedazos. No obstante, con la ayuda de del velo de Ino gana la costa, donde se encuentra con Nausica, la hija del rey, que lo conduce a la cuidad y lo presenta ante sus padres, Alcinoo y Arete. Aquí es objeto del trata más amable y hospitalario y, cargado de presentes, los reacios, a bordo de uno de sus maravillosos navíos, lo conducen a su país, al cual arriba en momentos en que se halla entregado al sueño, después de veinte años de ausencia.
Odiseo llega a su casa precisamente a tiempo para evitar el desastre que amenazaba a su hogar. Más de un centenar de jóvenes de la nobleza de Ítaca y de las islas vecinas se habían presentado como pretendientes a la mano de la hermosa Penélope; habían perseguido a Telémaco, hijo de Odiseo, que ahora ya era un hombre, y derrochaban los bienes del ausente soberano.
Penélope, para entretener a los pretendientes, había fijado un plazo para decidirse por alguno de ellos. El mismo finalizaría cuando acabase de tejer una prenda de abrigo para su suegro, que destejía durante las noches.
Al cabo de este tejer y destejer, una de sus sirvientas reveló el secreto a los pretendientes, Penélope no tuvo más remedio que terminar la labor. Prometió entonces que elegiría a aquel que triunfara en un concurso de tiro de arco, empleando para ello la ballesta de Odiseo, con la esperanza de que ninguno de sus pretendientes fuera capaz de manejar el arma.
Disfrazado por la diosa Minerva de mendigo, el día anterior al concurso llega Odiseo a la isla. Acude en seguida a la cabaña del pastor Eumeo, quien lo recibe hospitalariamente, aunque sin reconocerlo. La misma diosa hace que Telémaco, el hijo de Odiseo, se reúna con su padre en el mismo sitio y ambos planean la venganza contra los pretendientes.
En un disfraz de mendigo se presenta Odiseo en su casa, donde con gran dominio de si mismo contiene su ira ante la arrogancia de los pretendientes, quienes lo trataban con el mayor desprecio.
Al siguiente día se realiza la prueba de tiro. Consiste la misma en disparar, a través de los mangos de doce hachas, con el arco de Odiseo. Ninguno de los pretendientes es capaz de doblar el arco y Odiseo ante el asombro de todos, realiza la proeza. Ayudado por Telémaco, Eufemo y otro pastor y la alentadora presencia de Minerva, atraviesa con sus flechas a los asombrados pretendientes.
Logrado su triunfo y dueño ya de su casa, Odiseo se da a conocer a Penélope, y visita a su anciano padre.

Mitología griega en el Museo de El Prado
Por último, como no podía ser de otra manera dada mi pasión por El Museo del Prado, adjunto un enlace del Museo sobre su colección de obras que alberga sobre temas de mitología griega…..quizá un buen plan para este puente

El sacrificio de Ifigenia:
Rodeado de sacerdotes, soldados, músicos y otros personajes que manifiestan su dolor, el rey Agamenón empuña el cuchillo para sacrificar a su hija, pero la diosa Artemisa intercede ordenando que sustituya la víctima por una cierva (Texto extractado de La Belleza Cautiva. Pequeños tesoros del Museo del Prado, Museo Nacional del Prado, Obra Social la Caixa, 2014, p. 164).








Que disfrutéis cada hora del fin de semana
Un cordial saludo
Alvaro Ballesteros






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