Estimad@s Clientes y/o amantes del LEAN:
El Dr. Barry Sears, bioquímico del MIT, lleva años alertando
de que el simple hecho de comer carbohidratos de alta carga glucémica hace que
tengamos unos niveles altos de una hormona clave, la insulina
Mientras esta hormona esté alta, ocurrirá lo siguiente:
-Los carbohidratos que digerimos se transforman en grasa
-La grasa que tenemos almacenada no puede ser liberada
-Aparece lo que se ha dado en llamar “inflamación
silenciosa”, algo que no provoca alerta porque queda por debajo del umbral del
dolor, pero que es nada más y nada menos…!! una inflamación de todas las
células de nuestro cuerpo!!, lo que va machacando silenciosamente nuestro
organismo, con efectos demoledores a medio y largo plazo
1º El equilibrio de las hormonas insulina-glucagón
La insulina puede considerarse una hormona
de almacenamiento, porque se encarga de que el cuerpo almacene nutrientes.
Sin suficiente insulina (como en la diabetes tipo I), las células acabarían
muriéndose de inanición. El exceso de insulina (como en la diabetes tipo II,
una hiperinsulinemia crónica) acaba almacenando en exceso (sobrepeso y
obesidad) y acelera el envejecimiento.
La insulina alta no sólo almacena los carbohidratos
ingeridos como grasa, sino que impide que esta grasa se libere (es por tanto
una hormona de almacenamiento y cierre).
La insulina se estimula primariamente por el consumo
de carbohidratos (cuanto más glucémico es un carbohidrato más rápida e
intensamente aumentará la producción insulínica) o bien por el consumo excesivo
de calorías totales en una misma comida.
Dado que la insulina y el glucagón forman un par conectado,
para mantener una insulina estable hay que conocer también a su opuesto
hormonal, el glucagón.
El glucagón, a
diferencia de la insulina, es una hormona de movilización. El
glucagón ordena al hígado liberar la glucosa almacenada para restaurar el
azúcar que el cerebro necesita. Sin niveles adecuados de glucagón,
aparece el hambre y la fatiga mental. Si la insulina se estimula primariamente
por el consumo de carbohidratos, el glucagón se produce en respuesta al
consumo de proteínas.
¿Qué sucede cuando estamos muy hambrientos? Tenemos los niveles de azúcar bajos, mientras la insulina está elevada. Es por esto que es bueno comenzar toda comida con proteínas. El consumo de proteínas descargará glucagón, que restaurará el azúcar a partir del almacenado en el hígado, y al aumentar el glucagón se reducirá la insulina alta.
¿Qué sucede cuando estamos muy hambrientos? Tenemos los niveles de azúcar bajos, mientras la insulina está elevada. Es por esto que es bueno comenzar toda comida con proteínas. El consumo de proteínas descargará glucagón, que restaurará el azúcar a partir del almacenado en el hígado, y al aumentar el glucagón se reducirá la insulina alta.
2º Los eicosanoides buenos y malos
Tanto la insulina como el glucagón (segregados por el
páncreas) son hormonas endocrinas. Este tipo de hormonas son de muy largo
recorrido en el cuerpo: las glándulas endocrinas emiten hormonas que son
conducidas a través de la sangre para llegar a un objetivo distante. Hay
diversas glándulas endocrinas como el páncreas, el tiroides, los órganos
sexuales, el hipotálamo..etc
Luego existen los mediadores paracrinos, donde las hormonas
realizan recorridos breves entre células.
Por último, están las hormonas autocrinas. Resulta
interesante comprobar cómo las hormonas autocrinas no tienen glándulas que las
segreguen...bueno, en realidad tienen miles de millones: virtualmente
todas las células de tu cuerpo.
Los eicosanoides son hormonas autocrinas. Existen
eicosanoides buenos y eicosanoides malos.
Los eicosanoides son hormonas poco
conocidas pero fundamentales para la buena puesta en marcha del organismo
humano. Conocidas como las “superhormonas”, los eicosanoides son
las más poderosas que poseemos, y sin ellas no se podrían realizar muchas de
las complejas funciones fisiológicas imprescindibles. Los eicosanoides controlan
todas las células, todos los órganos y todos los sistemas hormonales del cuerpo
humano, desempeñando así, un papel importante en la comunicación celular.
Poseen una vida mucho corta, nacen, hacen su trabajo y
después se autodestruyen, son prácticamente invisibles, no circulan por la
corriente sanguínea, y actúan sólo a nivel local como “mensajeros” pasando
información de una célula a la otra.
Cada célula de nuestro cuerpo produce diferentes tipos de eicosanoides.
Así como el cuerpo produce colesterol “bueno” y colesterol “malo”, las células
producen eicosanoides “buenos” y eicosanoides “malos”,
y ambos necesarios para el buen funcionamiento del organismo.
Los eicosanoides buenos
son anti-inflamatorios, detienen la inflamación y promueven la salud y los
“malos” son pro-inflamatorios, promueven la inflamación y la destrucción de los
tejidos.
Hasta en cierta medida es indespensable una determinada
cantidad de eicosanoides pro-inflamatorios para protegernos de
organismos invasores como bacterias, virus y parásitos. El problema radica
cuando el balance de los eicosanoides en el cuerpo se
encuentra descompensado. Y cuando esto pasa los eicosanoides tienden
más para los “malos”, acelerándose el envejecimiento del cuerpo y el inevitable
desarrollo de las enfermedades crónicas, tales como el infarto cardiaco,
infarto cerebral, enfermedad de Alzhemer, esclerosis múltiple, dolor crónico,
depresión, cáncer, y artritis reumatoidal.
Y quizás nos preguntemos: ¿Qué conexión tiene todo esto con
el eje hormonal que forman la insulina/glucagón. Para explicarlo observemos el
siguiente cuadro:
La síntesis de todos los eicosanoides requiere ácidos grasos
omega 6, que obtenemos fácil y rápidamente de nuestras dietas. El Omega 6 puede
finalizar su ruta en el organismo generando eicosanoides proinflamatorios o
antiinflamatorios
El ácido araquidónico es el padre directo de la
inflamación. ¿Cuál es el activador dentro de esta ruta metabólica del
ácido araquidónico? La enzima Delta 5 Desaturasa.
Y, oh!!, sorpresa, ¿qué estimula la Delta 5
Desaturasa? ¡La insulina alta!
Constantemente nuestros miles de millones de células están
generando eicosanoides, buenos y malos. Para inclinar la balanza hacia el lado
de los buenos o antiinflamatorios debemos proponernos el reto nutricional
de inhibir la Delta 5 Desaturasa (D5D)
Resaltemos del cuadro anterior lo siguiente: La enzima
D5D se inhibe por el glucagón y se activa por la insulina.
Conclusiones más importantes:
- Debemos hacer comidas moderadas en carbohidratos (que
no sean de alta carga glucémica, para no sobrestimular la insulina), y en
proteínas ( el glucagón se produce en respuesta a la presencia de
proteínas ).
- A esto hay que añadir el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos Omega 3, ricos en EPA (por razones neuronales, es importante que el Omega 3 también incluya DHA; además también imparte beneficios inflamatorios este otro tipo de Omega 3).
- A esto hay que añadir el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos Omega 3, ricos en EPA (por razones neuronales, es importante que el Omega 3 también incluya DHA; además también imparte beneficios inflamatorios este otro tipo de Omega 3).
Así, a través de la alimentación, controlamos los niveles de
las hormonas endocrinas y , a través de estos buenos niveles controlamos las
hormonas maestras, los eicosanoides.
El maravilloso juego de los eicosanoides, por tanto, trata
de controlar en lo posible tus aproximadamente 50 billones (con 'b') de células
que los fabrican. Las reglas están escritas en la dieta antiinflamatoria. En
última instancia, tal como la ciencia avala cada día en mayor medida, supone
despedirse de prácticamente todas las enfermedades crónicas que asolan
Occidente. Seguramente nunca pudimos imaginar cómo una dieta podía afectar tan
directamente a todas tus células. Para bien, o para mal.
Extractos sacados de las siguientes fuentes/webs:
3º La inflamación silenciosa
Según el Dr. Barry Sears , la inflamación silenciosa es
la inflamación que no puede sentirse, pero sin embargo,
el estilo de vida de muchos de nosotros nos conduce a
ella . Él también indica que la inflamación silenciosa es la primera muestra
que su cuerpo está fuera de balance o equilibrio y que no
está bien. No puede sentirlo su corazón, su cerebro, su sistema inmune etc., no
se da usted cuenta del daño que está ocasionando dicha inflamación, es decir,
es asintomática. A la vez insidiosa y la amenaza más grande de
la salud.
Cuando existe sobreproducción por el cuerpo, de estas tres hormonas - Cortisol, insulina y Eicosanoides (pro-Inflamatorios) - contribuyen a la inflamación silenciosa e inducen la aparición de la enfermedad.
Cuando existe sobreproducción por el cuerpo, de estas tres hormonas - Cortisol, insulina y Eicosanoides (pro-Inflamatorios) - contribuyen a la inflamación silenciosa e inducen la aparición de la enfermedad.
El secreto para mantener la inflamación silenciosa bajo
control consiste en mantener tu carga glicemia (glucosa) equilibrada,
para evitar exceso de la secreción de la insulina, cetosis.
También se necesita
balancear esto con una cantidad apropiada de carbohidratos, proteínas y de grasa
Lo que propone el Dr. Sears y que la escuela de Salud
Pública de Harvard coincide, es un régimen que incluya vegetales y frutas (de
baja carga glucémica) como la principal fuente de carbohidratos, proteínas
(bajas en grasa) en todas las comidas del día, pero siempre en una proporción
menor a la de los carbohidratos y que la grasa que se incluya sea de tipo
mono-insaturada (almendras, aguacate, aceite de oliva, etc.) ya que éstas son
las más parecidas a los componentes de las membranas humanas.
Más información en los links:
Que disfrutéis lo que queda del fin de semana
Un cordial saludo
Alvaro Ballesteros
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