Estimad@s Clientes y/o amantes del LEAN:
Nota previa. Hoy se juega la final de la Champions; no hay ningún dios griego protector del noble arte del fútbol porque por aquel entonces los ingleses aún andaban corriendo por los bosques de Sherwood
En el caso de que hubiesen existido, probablemente hoy protegerían al Atlético de Madrid, para que tuvieran al final satisfacción de levantar esa copa, después de decenas de años persiguiendola y , además, porque pelean desde el primer minuto hasta que se agotan, como si fuera su último día en la Tierra ( en la otra final se agotaron en el minuto 90 de las 2ª parte )
Soy moderadamente madridista, pero prefiero que gane el que mejor fútbol haga…porque para eso me enamoré del fútbol, para disfrutarlo
Dice Valdano que el fútbol es la cosa más importante que hay, de entre todas las cosas que no son importantes
En cualquier caso, suerte a todos, y que gane el mejor; para los perdedores…… ¡! siempre les quedará Florencia ¡!, la ciudad que más me fascina de Europa
Como continuación del mail anterior en el que hablaba de todo lo que implica Florencia en la creación de los pilares de la Europa moderna, voy a proponer una cosa gratificante: contemplar las estatuas que están majestuosamente expuestas en la Plaza de la Señoría después de conocer un poco de la historia que hay detrás….de esa forma no solo admiraremos la belleza artística propiamente dicha de cada estatua, sino que podremos sumergirnos en épocas que fueron rescatadas, para siempre y para toda la Humanidad, gracias a estos gigantes del Renacimiento que pululaban por aquella Florencia irrepetible
El David de Miguel Ángel ( réplica del original, guardado en la Galería de la Academia )
Hace mucho tiempo, cuenta la biblia que
durante el reinado del rey Saúl, había un joven llamado David que
era muy valiente. Aunque era muy pequeño a comparación de los soldados, él ayudaba
en el campamento en la guerra que el pueblo de Israel tenía contra los
Filisteos. Un día un gigante muy pero muy enorme llamado Goliat,
salió al frente de batalla y dijo a los israelitas:
—A ver israelitas. ¿Hay alguno de ustedes que quiera
enfrentarme? ¡Ja ja ja! ¡Ninguno de ustedes me puede vencer!
Entonces los israelitas tenían temor porque Goliat era muy
grande y fuerte. Pero David le dijo al rey Saúl:
—Déjame pelear. Yo puedo vencerlo.
—Pero David, tú eres muy pequeño. ¿Cómo podrías ganarle tú a
Goliat?
—Yo puedo vencerlo. Sé que Dios no dejará que Goliat me
venza y yo tendré la victoria.
Entonces el rey Saúl que no le creía a David totalmente, por
fin decidió dejar que David pelee con Goliat solo para ver qué podría hacer.
David apenas tuvo el permiso del rey, se fue al río y consiguió unas piedras
muy lisas. Luego se fue al campo de batalla.
— ¡Ja ja ja! ¿Este enano va a pelear contra mí? ¡Ja ja ja!
En menos de 10 segundos lo venceré y lamentarán haber sacrificado la vida de
este joven al ponerlo frente a mí.
—Yo te demostraré que puedo vencerte a pesar de mí tamaño.
Dios está de mi lado y yo confío en él.
Goliat se reía, mientras que David puso en su honda una de
las piedras que había recogido en el río para utilizarla como proyectil. David,
seguro de sí mismo, empezó a darle vueltas a su honda agitándola circularmente.
Goliat se seguía riendo pero en un momento sorpresivo David le lanzó la piedra
directamente a la frente.
¡Goliat no pudo hacer nada!
Entonces en ese momento cuando los filisteos vieron la
derrota de Goliat, todos se fueron corriendo y los israelitas ganaron la
guerra.
Perseo y Medusa
Según cuenta, Perseo (hijo de Zeus y de la Mortal Dánae) fue
uno de los grandes heroicos semidioses de la Mitología Griega. Cuando un
Oráculo advirtió a Acrisio (Rey de Argos y padre de Dánae) que su nieto lo
mataría, encerró a su hija en una torre de bronce para que ella no concibiera
con nadie un hijo, sin embargo, Zeus deseaba a Dánae así que la visitó en forma
de lluvia de Oro y así, quedó embarazada de Perseo. Cuando el Bebé nació,
Acrisio estuvo estupefacto por el recién nacido, así que sin mucha demora, hizo
que Dánae y el Bebé fueran encerrados en una enorme caja y los arrojó al
mar para que perezcan. Zeus por otro parte, los protegió y llevó a la Isla de
Sérifos donde Dánae y Perseo fueron acogidos por el Rey Dictis (Hermano del Rey
Polidectes de Sérifos). Perseo creció junto a su madre y el Rey, pero
Polidectes (un rey malvado) se enamoró de Dánae y planeó deshacerse de Perseo
ya que cuidaba celosamente a su Madre. Como motivo para evadirlo, amenazó a su
Madre que sería sacrificada si no le traía la Cabeza de Medusa. Algo imposible
para cualquiera dada a la horripilante apariencia de la Gorgona y a su
maldición que al primero que la vea, se convertía en Piedra. Perseo
valientemente empezó su viaje hacia la morada de las Gorgonas. Cuando los
Dioses se enteraron de decisión y valentía, decidieron ayudarlo: Atenea le dio
su escudo para que pueda evadir directamente la mirada de Medusa; Hades le dio
un Casco para que pueda ser invisible en el momento adecuado; Hermes le dio
unas sandalias con alas para poder volar y moverse ágilmente; Las Ninfas le dio
un Saco especial para poder llevar la Cabeza de Medusa; y Hefesto le dio una
poderosa espada. Atenea le advirtió que evite mirar directamente a Medusa, ya
que al solo verla, perecería. Usa el reflejo del escudo le dijo para poder así
verla, y por último, que busque a las Tres Gorgonas Brujas muy al Norte de
África para que te revelen la ubicación de Medusa. Cuando Perseo llegó,
les robó su ojo a las Brujas y les obligó decirles el camino para llegar a Medusa.
Ellas aceptaron pero el ojo fue arrojado al agua para que no pudiesen advertir
a nadie de sus intenciones. Preparándose ahora de los regalos de los dioses,
Perseo emprendió vuelo hasta el hogar de las otras Gorgonas junto al Océano.
Cuando llegó, sigilosamente pudo observar que las otras Tres Hermanas de Medusa
estaban durmiendo. Cuidadosamente Perseo pasó delante de ellas y sin perder de
vista a Medusa, usó su escudo como espejo para no tener que mirarla
directamente. Cuando ya tuvo la oportunidad adecuada, con un movimiento rápido
de su espada, cortó la cabeza llena de serpientes de Medusa, la puso en el saco
y se encaminó rápidamente hacia su hogar. Se dice que de la sangre derramada
por Medusa, nacieron el monstruo Crisaor y el caballo alado Pegaso. En medio de
su viaje, Perseo se encontró con el titán Atlas, a quien se presentó como hijo
de Zeus. Perseo no fue bien recibido por él ya que un oráculo le dijo a Atlas
que un hijo de Zeus le robaría las manzanas del jardín de las Hespérides. Así
que Atlas adoptó una postura amenazante pero Perseo rápidamente en su
defensa le mostró la cabeza de Medusa y lo convirtió en piedra. Así, Atlas se
convirtió en la cadena montañosa que conocemos con ese nombre. Tras devuelta a
su camino, Perseo vio a una bella doncella llamada Andrómeda encadenada a una
roca que había en la playa. Ella esperaba su muerte a manos de un terrible
Monstruo marino ya que su madre Casiopea, había ofendido a los dioses y de esa
manera, lograría perdón. Conmovido por su situación y belleza, Perseo la liberó
y convirtió al Monstruo en Piedra con ayuda de la cabeza de Medusa. Cuando
Perseo regresó a su Hogar junto con Andromeda, su Madre no estaba. Había huido
ya que las insinuaciones del Rey Polidectes eran muy tormentosas y
estaba refugiada en el templo de Atenea. Una vez más, Perseo usó la cabeza de
Medusa y la sostuvo en el aire para convertir a todos los enemigos de su Madre
en piedra. Una vez libres de todos ellos y del tirano Rey, Perseo entregó la
cabeza a Atenea y ella, la montó en su escudo convirtiéndola en su Emblema. Se
dice que Perseo también devolvió los regalos de los dioses. Perseo y Andrómeda
vivieron en paz y armonía por mucho tiempo y tuvieron muchos hijos. Su único
pesar fue que cierto día, mientras tomaban parte en unos juegos atléticos,
lanzó un disco que fue muy lejos impulsado por una ráfaga de viento, y
accidentalmente golpeó y mató a un Anciano. Este anciano era Acrisio, el abuelo
de Perseo, padre de Dánae. Al final, si se cumplió lo que el oráculo había
predicho y que el difunto Rey se había esforzado por evitar. Perseo no tenia
ningún rencor o deseo de venganza y, debido a esta muerte accidental, no quiso
seguir gobernando su legítimo Reino. Como consecuencia, intercambió los reinos
con su vecino el rey Argos, y construyó una ciudad poderosa llamada
"Micenas", en la que vivió largo tiempo con su familia en amor y
honor.
Fuente original:
Fuente original:
El rapto de las sabinas
Para poblar la ciudad recién creada, Rómulo aceptó todo tipo
de prófugos, refugiados y desarraigados de las ciudades vecinas, de procedencia
latina. La colonia estaba formada íntegramente por varones, pero para construir
una ciudad se necesitaban también mujeres. Pusieron entonces sus ojos en las
hijas de los sabinos, que habitaban la vecina colina del Quirinal.
Para hacerse con ellas, los latinos organizaron una gran
fiesta, con carreras de carros y banquetes, y cuando los sabinos se encontraban
vencidos por los vapores del vino, raptaron a sus mujeres. Al regresar a sus
casas y descubrir el engaño, los sabinos declararon de inmediato la guerra a los
latinos.
La traición de Tarpeya
Antes de partir al campo de batalla, Rómulo encomendó la
custodia de la ciudad a la joven Tarpeya, pero ésta, enamorada en secreto del
rey de los sabinos, o anhelando una recompensa, prometió al monarca enemigo que
le mostraría una vía oculta que conducía al Capitolio (donde estaba la
fortaleza latina), a cambio de lo que él llevaba en el brazo izquierdo, en
alusión a un brazalete de oro del rey. En efecto, los sabinos alcanzaron la
ciudad gracias a las indicaciones de Tarpeya, pero en vez de entregarle su
pulsera, el rey sabino ordenó a sus hombres que aplastaran a la traidora con
sus escudos, que llevaban, precisamente, en el brazo izquierdo.
Otra versión de la leyenda cuenta que los romanos
descubrieron su traición, y que la arrojaron al vacío por un precipicio, que
pasó a llamarse la roca Tarpeya, inaugurando así la costumbre de castigar a los
traidores a la patria lanzándolos desde ese punto.
Intervención de las sabinas
La ayuda de Tarpeya no evitó que sabinos y latinos se
enfrentaran en el campo de batalla. En un momento del combate, en una célebre
escena, múltiples veces representada en el arte, las sabinas se interpusieron
entre los contendientes, abrazándose al cuello de sus maridos y familiares,
para suplicarles que detuvieran la pelea. Pues si vencían los sabinos, ellas
perderían a sus maridos, y si vencían los latinos tendrían que llorar la muerte
de padres y hermanos. De modo que los contrincantes depusieron las armas y
firmaron la paz.
Con esta leyenda ilustraban los romanos que su ciudad había
nacido de la unión de dos pueblos: latinos y sabinos,
a los que pronto se sumó un tercer elemento: losetruscos, un pueblo muy
avanzado, que poblaba la actual Toscana y que poseía importantes intereses
comerciales en la región del Lacio.
Fuente de Neptuno
Neptuno, dios del mar, hijo del titán Cronos y la titánide
Rea, y hermano de Júpiter y Hades. Neptuno era marido de Anfitrite, una de las
nereidas, con quien tuvo un hijo, Tritón. Neptuno, sin embargo, tuvo otros
numerosos amores, especialmente con ninfas de los manantiales y las fuentes, y
fue padre de varios hijos famosos por su salvajismo y crueldad, entre ellos el
gigante Orión y el cíclope Polifemo. Neptuno y la gorgona Medusa fueron los
padres de Pegaso, el famoso caballo alado.
Neptuno
desempeña un papel importante en numerosos mitos y leyendas romanas. Disputó
sin éxito con Atenea, diosa de la sabiduría, por el control de Atenas. Cuando
Apolo, dios del sol, y él decidieron ayudar a Laomedonte, rey de Troya, a
construir la muralla de la ciudad, éste se negó a pagarles el salario
convenido. La venganza de Poseidón contra Troya no tuvo límites. Envió un
terrible monstruo marino a que devastara la tierra y, durante la guerra de
Troya, se puso de lado de los griegos.
El
arte representa a Neptuno como una figura barbada y majestuosa que sostiene un
tridente y a menudo aparece acompañado por un delfín, o bien montado en un
carro tirado por briosos seres marinos. Cada dos años, los Juegos Ístmicos, en
los que había carreras de caballos y de carros, se celebraban en su honor en
Corinto.
Hércules y el centauro Neso
En la mitología griega Deyanira (en griego
antiguo Δηϊάνειρα o Δῃάνειρα, literalmente ‘que vence a los héroes’) era la
tercera esposa de Heracles, conocida principalmente por su papel en la historia
de la túnica de Neso.
Deyanira era la hija de Altea y Oineo (rey de
Calidón), Dioniso o Dexámeno. Cuando su hermano Meleagro murió, todas
sus hermanas lamentaron su muerte en su tumba. Artemisa, enfadada, las tocó con
su vara convirtiéndolas en pájaros, con la excepción de Deyanira y Gorge,
que pudieron retener su forma humana gracias a la intervención de Dioniso.
Su padre la prometió en matrimonio al temible dios-río
Aqueloo. Sin embargo Deyanira no era una princesa pasiva, pues «conducía un
carro y practicaba el arte de la guerra», como señala Apolodoro, y no
quería tener nada que ver con su pretendiente, quien podía tomar la forma de
una serpiente o un toro. Heracles, el mayor héroe del antiguo mundo olímpico,
luchó con Aqueloo por la mano de Deyanira y derrotó al dios-río. Posteriormente
ella y Heracles tendrían una hija llamada Macaria.
La historial principal de Deyanira es la de la túnica
de Neso. Un centauro salvaje llamado Neso intentó violar a Deyanira
mientras la ayudaba a cruzar el río Euneo. Heracles vio lo que ocurría
desde el otro lado de un río y le disparó una flecha envenenada al pecho.
Agonizando, Neso mintió a Deyanira contándole que la sangre de su corazón
aseguraría que Heracles le amase para siempre. Deyanira creyó sus palabras y
guardó un poco de dicho veneno. Cuando su confianza en Heracles empezó a
menguar, untó su famosa túnica de cuero con la sangre. Licas, el siervo de
Heracles, le llevó su túnica y cuando se la puso, Heracles murió lenta y
dolorosamente cuando ésta quemó (con llamas reales o por el calor del veneno)
su piel. Desesperada al ver lo que había hecho, Deyanira se suicidó
ahorcándose.
Menelao y Patroclo
Patroclo
Patroclo aparece como compañero de armas (θεράπων) de
Aquiles. La Ilíada duda en cuanto a su cometido exacto: el
canto XVII muestra a los caballos del Pelida llorando la muerte de «el que los
guiaba». Automedonte, el auriga de
Aquiles, describe a Patroclo como el más dotado manejando los caballos.2 En
el Canto XIX de la Ilíada, Aquiles pide a sus caballos que traigan
de vuelta «a quien los conduce», refiriéndose a sí mismo, a pesar de que el
auriga Automedonte ha subido al carro antes que él.3 En
la Odisea,
el alma de Agamenón dice a la de Aquiles que el cuerpo de éste,
recién muerto, yacía «olvidado del arte de guiar los carros».4 Otros
indicios permiten suponer que Patroclo acudía al combate en un carro separado y
que se batía luego junto a Aquiles. Además, sirve de mensajero a Aquiles, que
lo envía a Néstor, en el Canto XI, en busca de noticias sobre la identidad del
herido que ha sido llevado al campamento aqueo. Asimismo, en el canto II,
Patroclo acude por orden de Aquiles a buscar a Briseida para
entregársela a Ulises. Cuando Néstor acude acompañado por Fénix a implorar a Aquiles que vuelva al
combate, es Patroclo quien prepara el vino y los alimentos para los invitados.
Cuando, encolerizado, Aquiles se encierra en su tienda tras
haber discutido con Agamenón, Patroclo cesa igualmente de combatir. En el canto
XVI (llamado también Patroclea, Πατρόκλεια), mientras los troyanos
recuperan terreno a los griegos y amenazan con quemar sus naves, Aquiles
autoriza a Patroclo a ponerse su armadura y lanzarse al combate a la cabeza de
sus Mirmidones.
Durante su aristia, Patroclo mata a algunos troyanos, entre ellos
a Sarpedón,
hijo de Zeus,
antes de toparse con Héctor, que es ayudado por Apolo. El dios,
envuelto en una nube, lo golpea en la espalda; acto seguido, Euforbo, hijo de Panto, lo
hiere de nuevo en el mismo lugar y huye enseguida a la carrera. Por último,
Héctor da muerte a Patroclo y lo despoja de sus armas. Menelao y Áyax
el Grande protegen su cuerpo y se lo entregan a Aquiles, quien decide
entonces retomar las armas para vengarlo.
Tetis, madre de Aquiles, da de beber a
Patroclo néctar y ambrosía para
evitar que su cadáver se corrompa y, al mismo tiempo, Aquiles se enfrenta a
Héctor y lo vence. El Pelida ofrece luego a los griegos un festín en honor de
Patroclo, al final del cual se le aparece el muerto y le suplica que queme su
cadáver lo antes posible. A la mañana siguiente, Aquiles ordena construir
una pira funeraria para Patroclo, se corta un mechón de la
cabellera y sacrifica bueyes, corderos, perros y caballos, así como a doce
jóvenes nobles de Troya.
Menelao
Héroe legendario griego, hijo de Atreo, rey de Micenas, y
hermano de Agamenón. Se casó con Helena, hija de Tín-daro, rey de Esparta, de
la que tuvo a Hermione y a Nicós-trato. Más adelante, Paris llegó a Esparta
durante una ausencia de Menelao, y habiéndose hecho amar de Helena, la robó y
causó con esta afrenta la guerra de Troya. Menelao, al verse ultrajado,
esparció la noticia a todos los príncipes de Grecia, quienes habían empeñado su
juramento en socorrer al esposo de Helena, si alguien la robaba. Los griegos se
armaron y se reunieron en la Áulída. Dispuestos ya a partir se vieron retenidos
por un oráculo que exigía que Ingenia fuese inmolada para el buen éxito de la
empresa de los griegos. Menelao expuso sus razones a Agamenón y éste al fin
consintió en el sacrificio de su hija, y envió una nota a Clitemnestra para que
su hija fuese conducida al campamento, pero pronto se sintió conmovido y envió
una contraorden, mas sabedor Menelao de esta última nota, detuvo al mensajero y
reconvino duramente a su hermano por sus vacilaciones, pero también él, cuando
vio llegar a la princesa y llorar a su padre, se conmovió y se opuso a que
Ingenia fuese sacrificada por su interés. Cuando los ejércitos griegos se
enfrentaron a los troyanos, Paris y Menelao propusieron un singular combate y
poner en sus espadas la decisión de la guerra. Si Paris mataba a Menelao, suyas
serían todas sus riquezas y Helena, y los griegos regresarían a su patria; pero
si Menelao matase a Paris, los troyanos devolverían a Helena con todas sus
riquezas y pagarían a los griegos y a sus descendientes, para siempre, un
tributo. Concertado esto, entraron en liza y Menelao venció a Paris al que no
llegó a matar porque Afrodita, al ver a su favorito a punto de sucumbir, lo
retiró de los golpes de su enemigo y lo llevó a la ciudad. Para todos los
griegos, Paris, pues, había huido. Menelao, entonces, pidió el premio como
vencedor, pero los troyanos rehusaron cumplir lo pactado e incluso uno arrojó
una flecha que hirió levemente a Menelao. Esta perfidia abrió la puerta a las
hostilidades.
Después de tomada Troya, los griegos pusieron a Helena en
manos de Menelao, el cual determinó llevarla a Grecia para inmolarla allí.
Helena pidió justificarse, pretendiendo que Menelao debía dirigirse a Afrodita
y no a ella. Luego echó en cara a Menelao el haberse ausentado después de haber
recibido a Paris en su palacio, y finalmente hizo valer como prueba de su amor
el sacrificio que le hizo de su anterior esposo, Deífobo, que fue entregado a
Menelao. Esto último impresionó mucho a Menelao que perdonó la infidelidad de
Helena y regresó con ella a Esparta.
Menelao llegó a Esparta ocho años después de haber salido de
Troya, porque los dioses lo arrojaron a las costas de Egipto, donde quedó mucho
tiempo retenido, por no haberles ofrecido las hecatombes debidas, que
consistían en el sacrificio de cien bueyes u otras víctimas, y seguramente
hubiera perecido de no socorrerle Eidoteo y Proteo. Allí fue donde Menelao
encontró a su pérfida esposa y sus tesoros. Después, mostrándose ingrato con
los egipcios, pagó con un horroroso acto los beneficios que había recibido de
ellos, pues queriendo regresar a Grecia, y al ver que los vientos le eran
desfavorables, tomó dos recién nacidos, los mandó matar y los abrió en canal
para leer en sus entrañas los presagios de su viaje. Esto lo hizo odioso en
todo Egipto y se embarcó para Libia.
Se atribuyen a Menelao muchas otras atrocidades y maldades.
Aunque este escrito está dedicado a las estatuas de la Plaza
de la señoría, no me resisto a hablar de otra maravilla que está en la Galería
de los Uffizi, que se encuentra en unos de los lados de la propia Plaza de la
Señoría
El nacimiento de Venus ( Afrodita para los
griegos )
Afrodita es la diosa del amor y la belleza, y se identifica
en Roma con la antigua divinidad itálica Venus. Según una tradición es hija de
Urano y según otra de Zeus y Dione.
En el caso de la primera historia, el nacimiento ocurre en
el momento que Cronos (dios del tiempo) corta los genitales de su padre Urano y
los lanza al mar, de donde surge Afrodita. De ahí que se le conozca como “la
diosa nacida de las olas” o “nacida del semen de dios”.
Una vez que salió del mar, Afrodita fue llevada por los
vientos Céfiros, primero a Citera y luego a Chipre, donde las Horas la
vistieron y la guiaron a la morada de los Inmortales.
Posteriormente, Platón imaginó que había una Afrodita Urania,
la diosa del amor puro e hija de Urano; y Afrodita Pandemo, hija de Dione y
diosa del amor vulgar. Sin embargo esta es una concepción filósofica tardía.
Afrodita es partícipe de un sinnúmero de leyendas. Primero,
se casó con Efesto (el divino cojo y dios del Fuego), pero estaba enamorada de
Ares (dios de la Guerra).
Cuenta Homero (escritor de La Odisea y La Iliada) que
mientras los enamorados se entregaban a la pasión en una madrugada, en el lecho
de Afrodita, Efesto celoso les había puesto una trampa, pues el Sol le había
contado que su amada le estaba siendo infiel.
Cuando los amantes se dieron cuenta ya estaban atrapados en
una red mágica que tenía el esposo de la bella diosa, y éste fue a llamar a
todos los dioses para que fueran testigos del engaño. Todos se burlaron del
asunto, pero Poseidón (dios del Mar) pidió clemencia y por eso Afrodita y Ares
fueron liberados.
La diosa avergonzada huyó a Chipre, mientras que Ares se fue
a Tracia. Sin embargo, sus amores tuvieron fruto y de tal unión nacieron Eros
(dios del amor) y Anteros, Deimo y Fobos (el Terror y el Temor) y Harmonía. A
veces también se agrega a Príapo.
Además de Ares, Afrodita estuvo involucrada amorosomente con
Adonis y Anquises con quien tuvo a Eneas (héroe troyano y personaje de La
Eneida de Virgilio) y a Lirno.
Pero, la diosa fue especialmente conocida por sus
maldiciones e iras, pues cuando alguien caía en la desgracia de ofender a la
diosa, se condenaba a tormentos terribles. Por ejemplo, castigó a la Aurora con
un amor irrefrenable por Orión, ya que había cedido a las seducciones de Ares.
También castigó a todas las mujeres de Lemnos, ya que éstas no la honraban, y
las impregnó con un olor insoportable que provocó que sus hombres las
abandonaran. De igual manera castigó a las hijas de Cíniras y las obligó a
prostituirse con extranjeros.
Por otra parte, caer en su gracia era igual o más peligroso.
Cuando la Discordia lanzó una manzana a la más hermosa de las diosas, e hizo
que compitieran Afrodita, Palas Atenea y Hera, y Zeus decidió que fuera
Alejandro (Paris, héroe troyano) el que definiera quién era la más hermosa,
cada una le ofreció un regalo a cambio de que la escogiera. Palas Atenea le
ofreció hacerlo invencible en la guerra, Hera le prometió el reino del
universo, y Afrodita la mano de Helena (hija de Zeus y hermana de los
Dioscuros), quien era la mujer más hermosa del mundo. Paris eligió a Afrodita y
fue por esta promesa que se inició la famosa Guerra de Troya.
Afrodita agradecida con Paris, lo protegió durante toda la
campaña así como a los demás aqueos, incluyendo a su hijo Eneas, a quien logró
salvar de la muerte.
Aunque Troya iba a perder la guerra definitivamente,
Afrodita logró rescatar la raza de los aqueos con su hijo Eneas, quien luego
viajara a una tierra desconocida donde sus descendientes Rómulo y Remo
fundarían Roma.
Así es como para lo romanos Afrodita, Venus para ellos,
fuera su protectora particular y por eso César le levantó un templo bajo la
invocación de Venus Madre.
Los animales favoritos de esta diosa eran las palomas, y
estas aves arrastraban su carro. Sus plantas eran la rosa y el mirto.
Podéis encontrar más información sobre Florencia en
los siguientes enlaces:
Otros escritos que he dedicado, desde de mi
blog, a la mitología grecro-romana:
Mensajes amables de fin de semana: Mitología Griega en El
Prado
Mensajes amables de fin de semana: el mes de Tauro
Mensajes ambles de fin de semana: la Venus de Botticelli,
Lady Gaga y las chicas Bond, en el Victoria&Albert de Londres
Mensajes amables de fin de semana: inmortal Miguel Angel
Mensajes amables de fin de semana: visitar Florencia, aparte
de un enorme placer, nos permite recordar dónde y por qué nació la Europa
moderna
Que disfrutéis cada hora del fin de semana
Un cordial saludo
Alvaro Ballesteros
No hay comentarios:
Publicar un comentario