sábado, 16 de septiembre de 2017

Mensajes amables de fin de semana: la Copenhagen Wheel, como forma más didáctica de explicar la filosofía que hay detrás del enfoque de Mejora Radical LEAN


Estiamd@s Clientes y/o amantes del LEAN:

En el mail LEAN que he escrito este fin de semana, hablo de la imperiosa necesidad que el Mercado nos dicta, y todo ello por la necesidad de darle la vuelta en muy poco tiempo a la Cuenta de Resultados, acerca de que los Directivos de nuestras Empresas opten por una dinámica de Mejora Radical LEAN en vez de dejarlo todo en manos de lo que surja de la Metodología de la Mejora Continua
Dicho eso, me gustaría aclarar que la Mejora Radical LEAN no solo no debe hacer tabla rasa de lo existente en las fábricas, sino que debe aprovecharlo como palanca para que el alto cuántico del parámetro que se busca mejorar se transforme en realidad…si no se hace así, simplemente en muchos casos esa Mejora Radical quedará en papel mojado
Tengo que decir, después de haber tenido el privilegio de trabajar con americanos, alemanes y japoneses, que creo que para esto los japoneses están a años luz del resto de Occidente: aprovechan lo existente como nadie, tardan mucho en rendirse ante la idea de tirar las máquinas viejas por la borda: tengo por ahí unos videos de mecanizado de KAWASAKI que son realmente impactantes en este sentido
Caso clásico de lo que estoy hablando es la solución elegante que TOYOTA le ha dado al coche eléctrico: en vez de tirar todo por la borda en cuanto a las soluciones derivadas del motor convencional, se han basado en una idea simple, pero revolucionaria, donde las haya: reduzcamos drásticamente el consumo del motor convencional añadiendo otro motor, eso sí, eléctrico
Sigamos con su argumento base, y todo ello imaginado por visionarios con mentes mucho más amplias que los diseñadores clásicos: dado que las infraestructuras seguirán siendo durante mucho tiempo las gasolineras de toda la vida, aprovechémoslas para repostar antes de que el coche nos deje tirados, pero, y ahí está la gran visión, hagamos que con nuestro motor eléctrico adicional, cuando repostemos, nuestro coche solo necesite 1 litro cada 100 km
Esa visión la acordaron en TOYOTA hace 20 años, el cumpleaños que hace poco ha celebrado el PRIUS
Ver detalles adicionales en la siguiente entrada de mi blog “Historias del LEAN”:
Mensajes amables de fin de semana: mi humilde homenaje a TOYOTA en sus 20 años del lanzamiento de sus coches eléctricos
Conclusiones sobre estas líneas previas:
-La Mejora Radical es la única solución que nos queda para llegar con la suficiente rapidez a los cambios que el Mercado le exige a nuestra Cuenta de Resultados
-Pero la Mejora Radical no es hacer tabla rasa de lo existente…. porque si no, siguiendo con las lecciones del ejemplo descrito, nos faltarán puntos de recarga….la red de gasolineras de toda la vida…. Y el Estado no cambia con la suficiente velocidad que exige el coche solo eléctrico
-Pero eso sí, la solución de TOYOTA sí es reamente Mejora Radical: para reducir drásticamente el consumo, no hay que profundizar en cómo mejorar el rendimiento/costes de los motores tradicionales: hay que “parir” un segundo motor
 Esta genialidad de los diseñadores de TOYOTA me recuerda, indefectiblemente, al enfoque de los creadores de la Copenhagen Wheel, una maravilla que confirma una vez más el dicho de Leonardo: la máxima complejidad es la sencillez 
¿Cuál es la idea clave?: tengo mi bici de toda la vida, y lo que me ofrece el Mercado, en caso de que tenga preocupaciones ecologistas, es que la tire a la basura y me compre una bici eléctrica por no menos de 2.000€
Eso me recuerda una anécdota que me ocurrió cuando ( en el momento de la puesta en marcha de la Fábrica de Figueruelas )  estaba en la Ingeniería de Fabricación de General Motors
Para formarme, me mandaron a muchas ferias, visité mucho proveedores de sistemas de automatización que me enseñaron soluciones “state of the art”……volvía a Fabrica y se lo enseñaba a mi inolvidable jefe alemán, el Sr. Willems, ….. y sistemáticamente me las tiraba a la basura, diciendo: si me dices que tu solución exige tirar abajo todo lo que tenemos, simplemente olvídate de ello… .mi ingeniería de fabricación me debe dar soluciones que tengan pay-backs inferiores a dos años…..si no es así, no tendría sentido este departamento…con los proveedores de esas soluciones sería suficiente….así que vuelve a tu mesa y dame transiciones, eso sí, radicales, pero que no me las tumbe el primer financiero que las vea
Esa lección de un tipo tan curtido ( él fue el verdadero alma de que esa fábrica se pusiera  en marcha en 1.000 días, contando desde que el primer día por allí solo había cabras hasta el día 1.000, que allí salía por la línea de montaje un coche cada 40 segundos ) siempre me ha marcado, tanto en mis etapas de Ingeniería como de Consultoría        

Por eso, esa idea tan elegante de la Copenhagen Wheel me parece tan fascinante: se basa en aprovechar todas las bicicletas existentes en el mundo mundial
¿Por qué me parece impactante?: miles, millones de personas no van hoy en bicicleta al trabajo ….. por esas dos malditas cuestas que hay por el camino; tampoco se comparan bicicletas eléctricas porque valen un pastón…. Pero, ¿Qué pasaría si pudiéramos ponerle una ayudita, en forma de disco que va en la rueda trasera, a nuestra bicicleta de toda la vida?, y todo ello por un precio módico………. habría que repensar de arriba abajo el concepto que tenemos de tráfico en las ciudades: ahí está la Mejor Radical que merece un Nobel de Ingeniería de Diseño: ¡!!es aplicable de inmediato…. no a unas cuantas bicicletas nuevas, sino a los millones de bicicletas que circulan por el mundo ¡!!

El único momento de gloria de la bicicleta en la ciencia ficción 



Elliot y sus amigos escapando de la policía en bicicletas voladoras para proteger a un adorable extraterrestre. Esta imagen ochentera salida de la fértil imaginación de Steven Spielberg es seguramente el mayor (y único) momento de gloria que haya tenido la bici en la ciencia ficción.

Merecería más este popular medio de transporte inventado en el siglo XIX y que, con muy ligeras variaciones, continúa ocupando un puesto de privilegio en los deseos de la mayoría de niños del Planeta. A la edad en que casi todo el mundo deja de pedalear y se convierte en aspirante a homo motorizado, Assaf Biderman comenzó a pensar en cómo hacer de la bicicleta un transporte igual de divertido, pero mucho más sencillo, eficiente y útil. El resultado fue una empresa que bautizó como Superpedestrian.

La compañía reunió un equipo de diseñadores e ingenieros robóticos con una misión: transformar el concepto de movilidad urbana. A nadie se le escapa que las actuales ciudades son una pesadilla de embotellamientos de tráfico y contaminación. Para resolverlo la primera idea de este grupo de visionarios ciclistas fue la Copenhagen Wheel, nombrada así en honor a la ciudad danesa (cuyo ayuntamiento financió el proyecto).



Surgida en el laboratorio de ‘Senseable Cities’ del MIT, se trata de una rueda trasera que puede adaptarse a cualquier bicicleta convirtiéndola en un vehículo eléctrico inteligente que, además, se recarga aprovechando la energía de la pedalada. Lo que la diferencia de otros transportes similares es que la Copenhagen Wheel solo utiliza el motor cuando sus sensores detectan, a través del esfuerzo que está haciendo el ciclista, que es necesario. La novedad más llamativa del invento de Biderman, además de la sofisticación de sus sistemas de ingeniería, es que puede ser sincronizada y controlada desde una aplicación en el smartphone. Permite guardar datos de las rutas recorridas, frecuencia de la pedalada o ritmo cardíaco y compartirlo con otros usuarios a través de redes sociales, de forma que la experiencia se va haciendo cada vez más útil e interesante.
Assaf Biderman quiere cambiar la movilidad en nuestras ciudades a través de lo que él llama la revolución de las bicicletas. Y, por el bien de todos, ojalá lo consiga.




Copenhagen Wheel convierte tu bicicleta común en una eléctrica e inteligente
Finalmente ya está disponible para pre-ordenar la Copenhagen Wheel, idea que surgió cuatro años atrás en los laboratorios del MIT. Con 699 dólares se podrá transformar cualquier bicicleta en una eléctrica y con funciones inteligente para el seguimiento y análisis de la velocidad y el recorrido.
En el año 2009 el laboratorio del MIT Senseable City presentó la idea de la Copenhagen Wheel, una rueda que se agregaba a la rueda trasera de la bicicleta otorgando nuevas funcionalidades a esta. Hoy, cuatro años después, finalmente está disponible para pre-venta a un precio de 699 dólares bajo la marca Superpedestrian, que es manejada por miembros del equipo desde donde surgió inicialmente el proyecto.
La Copenhagen Wheel, que le debe su nombre al apoyo que el alcalde de la ciudad danesa, se sitúa en la rueda trasera de una bicicleta común y se sincroniza a través de una aplicación con el smartphone. La idea es que el ciclista tenga su teléfono enganchado al manubrio de la bicicleta para poder chequear la información proveída por este agregado a la rueda.
El accesorio convierte cualquier bicicleta en una eléctrica: el motor, de 250 o 350 watts según elección del comprador, funciona con una batería recargable que otorga una autonomía que se traducen en uso a una distancia recorrida entre 30 y 40 kilómetros. La diferencia con el motor tradicional presente en otras bicicletas es que este es inteligente y se activa solo cuando es necesario analizando el esfuerzo hecho por el ciclista, excepto que este lo active manualmente. La batería puede hasta recargarse sola, aprovechando la energía generada por el pedaleo en bajadas o al frenar para alargar más la capacidad de uso de la misma.





A través de la app disponible para dispositivos móviles los usuarios de la Copenhagen Wheel pueden realizar un seguimiento de distancias recorridas, calorías quemadas, y compartir sus estadísticas de uso con amigos en la red. También se puede desde la aplicación bloquear la rueda. Pero las funciones disponibles posiblemente se expandan cuando los desarrolladores comiencen a aprovechar la SDK liberada para que estos programen su propio software.
A un precio de 699 dólares y con un diseño atractivo que no resalta en cualquier bicicleta la Copenhaghen Wheel se convierte en una buena opción de compra para ciclistas frecuentes que quieran tener una nueva experiencia.

Despiece de la Copenhagen Wheel




La principal diferencia respecto a otras bicicletas eléctricas, según señalan los desarrolladores del proyecto, es que se ha modernizado de forma que no hay ningún cableado externo ni baterías abultadas. En el centro de la rueda va colocado el motor, un núcleo de engranajes de tres marchas, las baterías, un sensor de rotación, GPRS y un kit de sensores que miden CO2, NOx, ruido (en db), humedad relativa y temperatura.
Mientras la bicicleta está en movimiento, el sistema captura la energía de pedaleo y frenado y la almacena para esos momentos en los que el ciclista necesite un impulso. Por otro lado, el sensor ubicado en la rueda va capturando el nivel de esfuerzo que realiza el ciclista e información relativa al entorno, como estado de la circulación, niveles de monóxido de carbono (NOx), ruido, temperatura ambiente, humedad relativa, etc.


Enlaces del Sensible City LAB del MIT hablando sobre la Copenhagen Wheel:

Página web del Sensible City LAB del MIT:
The real-time city is real! As layers of networks and digital information blanket urban space, new approaches to the study of the built environment are emerging. The way we describe and understand cities is being radically transformed—as are the tools we use to design them. The mission of the Senseable City Laboratory—a research initiative at the Massachusetts Institute of Technology—is to anticipate these changes and study them from a critical point of view.
Hay un porrón de temas interesantes sobre cómo estarán equipadas las ciudades del futuro…y si lo dice el MIT, algo de verdad habrá




Que disfrutéis cada hora del fin de semana

Un cordial saludo
Alvaro Ballesteros










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