Estimado/a Hana:
Este fin de semana es el estreno mundial de “La guerra de
las galaxias”
Toda la temática, de principio a fin, me encanta; además,
tengo la enorme suerte de que, sin quererlo…y no sé bien en qué momento
ocurrió, he conseguido que mis hijos se enamoraran también del mundo de Star
Wars: la veremos, sin colas ni agobios, algún día de estas vacaciones
Pero me gustaría dedicar este escrito a la primera película
de ciencia ficción que me impactó, “2001: Una Odisea en el espacio”, a su
continuación natural, “2010 Odisea 2”, y, por supuesto al genio de su creador,
Arthur Clark
En el resto del escrito aporto dos buenas explicaciones
detalladas de ambas películas, para los que, en su momento, y me incluyo,
nos quedamos con mal sabor de boca ante el pobre esfuerzo que hizo el Director
a la hora de divulgar de forma pedagógica toda la riqueza en que se basa el
relato original de la novela creada por Arthur Clark
“2001, Una odisea del espacio”
Toda la explicación posterior la he sacado del siguiente
link:
¡!Mi más entusiasta aplauso a la elegancia y capacidad de
síntesis de los autores de este espectacular resumen!!
Dos líneas argumentales
El guión de 2001 presenta dos tramas: una principal y otra
secundaria. La una es realmente independiente de la otra, desde un punto de
vista dramático. Podrían existir por separado, como dos historias paralelas.
La trama principal narra historia de la evolución humana a
lo largo de varios millones de años; una evolución que en la película es
dirigida por algún tipo de inteligencia extraterrestre cuya naturaleza no se
especifica en ningún momento. El instrumento que esta inteligencia utiliza para
“manipular” a la raza humana es el célebre monolito negro. Aparecen cuatro
monolitos a lo largo del film, con funciones distintas cada vez. Analizaremos
la trama principal dividiéndola en cuatro partes, usando la aparición de cada
uno de los cuatro monolitos como hito argumental.
La segunda trama es la historia del ordenador HAL 9000 y su
rebelión frente a sus creadores. Esta subtrama gira también en torno al
concepto de la evolución y la inteligencia, pero como ya hemos dicho no tiene
realmente relación con la trama principal, más que de una manera puramente
tangencial. La subtrama de HAL es un “accidente” que sucede dentro de la trama
principal pero que no afecta su curso
Pero empecemos desgranando la trama principal:
El primer monolito: ingeniero de la inteligencia humana
Cavernícolas y tapires compartiendo el poco alimento vegetal
disponible.
Lugar y tiempo: 2001 comienza en las
planicies de África hace varios millones de años. Un clan de cavernícolas
prehumanos intenta sobrevivir en unas condiciones bastante penosas. Comen los
pocos hierbajos que pueden encontrar en el desolado paisaje, hierbajos que para
colmo han de compartir con una manada de tapires que habita la misma zona. La
única fuente de agua del clan —un simple charco— les es arrebatada por un clan
rival. Por si fuera poco, este desdichado clan vive permanentemente amenazado
por un leopardo que domina la región y que de vez en cuando caza a alguno de
sus miembros. En resumen: este grupo de homínidos padece hambre, frío y miedo,
y parecen condenados a una segura extinción.
Un buen día aparece ante los cavernícolas un monolito de
piedra negra. Al principio les provoca miedo, luego curiosidad, y más tarde
aprenden a ignorar su presencia porque el monolito aparece completamente
inerte. Pero sin que ellos lo sepan, sus mentes están siendo manipuladas por la
losa negra. Ese monolito tiene la función de alterar sus cerebros e introducir
en ellos nuevos conocimientos que les ayuden a sobrevivir y evolucionar. Uno de
esos conocimientos, el más básico, es el uso de herramientas.
El primer hombre, blandiendo la primera herramienta.
Poco después de la aparición del monolito, vemos a uno de
los cavernícolas contemplando el esqueleto de un animal. Parece reflexionar
sobre lo que tiene delante, como si estuviese viéndolo desde una nueva
perspectiva. Hay algo nuevo en aquellos huesos. Algo que hasta entonces ni él
ni ninguno de sus congéneres habían visto. Los huesos que hay tirados por el
suelo pueden ser usados. El cavernícola coge el más robusto de los
huesos y empieza a golpear el esqueleto; primero con precaución, más tarde con
fuerza, hasta que termina consumido por un frenesí violento. Este cavernícola
acaba de descubrir la primera arma —la primera herramienta— de la historia. O
dicho de otro modo, acaba de aparecer el primer ser humano sobre la faz de la
tierra.
Gracias al uso del hueso —o de herramientas similares como
palos o piedras— el clan que estaba a punto de extinguirse descubre que puede
cazar a los tapires con los que convive y comérselos. Así que sus problemas de
hambre han terminado. También gracias a sus armas pueden atacar al clan rival y
recuperar el charco de agua, lo que soluciona también sus problemas de sed. Y
deducimos que serán capaces incluso de defenderse del peligroso leopardo. Los
miembros del clan ya no son prehumanos indefensos; ahora son humanos armados. El
monolito les ha hecho dar un salto evolutivo que les ayudará no sólo a
sobrevivir en el momento, sino a multiplicarse para terminar dominando la
Tierra.
El segundo monolito: el centinela
Siglo XX. Varios millones de años después de las escenas
iniciales que tienen lugar en África, el ser humano está colonizando la luna.
Los astronautas norteamericanos descubren allí un campo magnético extraño y al
excavar para averiguar la causa descubren un monolito negro enterrado bajo la
superficie lunar. Asombrados por el descubrimiento, lo ocultan a la opinión
pública y aíslan su colonia para mantener el hallazgo en secreto. Propagan el
rumor falso de que el verdadero motivo de la cuarentena en su colonia
lunar es la aparición de una extraña infección.
Tras varios millones de años, el monolito espera recibir la
luz solar para despertar de su letargo y enviar una señal hacia Júpiter.
Los norteamericanos no saben qué es exactamente el monolito,
pero sí sospechan que su origen es artificial pues además de su forma
perfectamente rectangular, el estado de la excavación indica que fue enterrado
a propósito. Lo contemplan con el mismo asombro e incomprensión que el clan de
cavernícolas contemplaba el primer monolito en épocas prehistóricas. Mientras
se discute si es conveniente o no dar a conocer el hallazgo, el equipo de
astronautas aprovecha para hacerse unas fotografías junto al extraño artefacto,
en lo que todos saben que constituye un acontecimiento histórico. Es la primera
prueba de la existencia de inteligencias alienígenas. Pero algo ocurre mientras
hacen las fotos.
Cuando la luz solar incide en el monolito por primera vez
desde que fue enterrado, la losa negra emite una fortísima señal de radio. La
señal se filtra por los receptores que cada astronauta lleva en su casco,
creando un chirrido dolorosamente insoportable. El monolito es una alarma.
Tiene la función de enviar una señal a sus creadores en el preciso momento en
que ha sido desenterrado, como aviso de que los seres humanos han evolucionado
lo suficiente como para haber desarrollado el vuelo espacial y las tecnologías
necesarias para localizar el monolito y sacarlo a la luz.
Los norteamericanos no saben muy bien qué ha ocurrido, pero
sí saben que la señal del monolito estaba dirigida exactamente hacia Júpiter.
Así pues, deciden preparar una costosa expedición al gigante gaseoso. La
nave Discovery empieza un viaje que durará años para descubrir
qué es lo que hay allí y quién es el destinatario de la extraña señal de radio.
Eso es exactamente lo que los creadores del monolito querían que los humanos
hagan; quieren que los seres humanos se acerquen a Júpiter. El monolito lunar
no sólo es una alarma, sino también un señuelo que atrae a los terrícolas hacia
allí.
El tercer monolito: la puerta de las estrellas
Tras varios millones de años, el monolito espera recibir la
luz solar para despertar de su letargo y enviar una señal hacia Júpiter.
Los norteamericanos no saben qué es exactamente el monolito,
pero sí sospechan que su origen es artificial pues además de su forma
perfectamente rectangular, el estado de la excavación indica que fue enterrado
a propósito. Lo contemplan con el mismo asombro e incomprensión que el clan de
cavernícolas contemplaba el primer monolito en épocas prehistóricas. Mientras
se discute si es conveniente o no dar a conocer el hallazgo, el equipo de
astronautas aprovecha para hacerse unas fotografías junto al extraño artefacto,
en lo que todos saben que constituye un acontecimiento histórico. Es la primera
prueba de la existencia de inteligencias alienígenas. Pero algo ocurre mientras
hacen las fotos.
Cuando la luz solar incide en el monolito por primera vez
desde que fue enterrado, la losa negra emite una fortísima señal de radio. La
señal se filtra por los receptores que cada astronauta lleva en su casco,
creando un chirrido dolorosamente insoportable. El monolito es una alarma.
Tiene la función de enviar una señal a sus creadores en el preciso momento en
que ha sido desenterrado, como aviso de que los seres humanos han evolucionado
lo suficiente como para haber desarrollado el vuelo espacial y las tecnologías
necesarias para localizar el monolito y sacarlo a la luz.
Los norteamericanos no saben muy bien qué ha ocurrido, pero
sí saben que la señal del monolito estaba dirigida exactamente hacia Júpiter.
Así pues, deciden preparar una costosa expedición al gigante gaseoso. La
nave Discovery empieza un viaje que durará años para descubrir
qué es lo que hay allí y quién es el destinatario de la extraña señal de radio.
Eso es exactamente lo que los creadores del monolito querían que los humanos
hagan; quieren que los seres humanos se acerquen a Júpiter. El monolito lunar
no sólo es una alarma, sino también un señuelo que atrae a los terrícolas hacia
allí.
El tercer monolito: la puerta de las estrellas
La puerta estelar, esperando en torno a Júpiter.
La nave Discovery llega a las inmediaciones
de Júpiter. Tras una serie de peripecias que describiremos en el último
apartado de este artículo (la rebelión de HAL 9000), sólo uno de los
astronautas, Dave Bowman, ha sobrevivido. Con la nave prácticamente inservible
y sin la posibilidad de esperar un rescate que podría tardar años, Bowman
localiza un monolito negro flotando en la órbita de Júpiter. Sin duda, este
monolito debe de ser el destinatario de la señal emitida por aquel otro
monolito hallado en la luna. Bowman utiliza una pequeña cápsulas de exploración
para salir de la Discovery y dirigirse hacia el monolito.
Quiere observarlo de cerca.
Pero cuando la cápsula se aproxima al monolito algo extraño
sucede: un insondable abismo se abre ante un atónito Bowman, mientras la
cápsula parece acelerar a un ritmo inconcebible. Abrumado por la velocidad y
por momentos casi a punto de perder la consciencia, el astronauta contempla
lejanos rincones del cosmos y mundos misteriosos. Su pequeña cápsula ha sido
absorbida por el monolito y lanzada a un alucinante viaje a través del
universo. El tercer monolito, el que orbitaba en torno a Júpiter, es una puerta
para viajar al infinito.
El cuarto monolito: ingeniero de una nueva inteligencia
El alucinante viaje de Bowman termina bruscamente y su destino
final es todavía más sorprendente, pero no por su extrañeza sino por su
inesperada familiaridad. La cápsula ha aparecido en una especie de habitación
de hotel. Se escuchan algunos sonidos extraños, algo que podría ser
interpretado como voces que parecen venir del exterior, pero cesan rápidamente
y todo queda en silencio.
Dave Bowman está solo en una extraña habitación de hotel. La
habitación está construida según parámetros humanos y está obviamente destinada
a que la habite un ser humano, pero hay algo extraño en su diseño. No parece
“auténtica”. Es como una imitación; demasiado artificiosa como para ser
realmente una verdadera suite de hotel. Sea lo que sea este lugar, está
probablemente muy lejos de la Tierra y no parece más que un simple decorado. No
sabemos quién le ha puesto allí o por qué, pero nos da la impresión que la
suite es en realidad como la jaula de un zoológico: quienes la han construido
han imitado superficialmente el hábitat de un ser humano y le proporcionan
comida, agua y ropa. Sin embargo, nunca se dejarán ver. No sabemos quiénes son,
o cómo son.
¿Hotel cósmico o jaula de un zoológico alienígena?
El astronauta está condenado a vivir en esa suite durante el
resto de su vida. En su soledad, el tiempo transcurre lentamente y de manera
extraña. En ocasiones le parece contemplar el futuro: se ve a sí mismo mucho
más viejo de lo que es ahora, pero no sabemos si esas visiones son reales o una
mera invención de su mente. ¿Es que el aislamiento y las extrañas experiencias
vividas le hacen tener alucinaciones, es su memoria la que le juega malas
pasadas, o es que realmente la suite produce extraños fenómenos temporales? No
conocemos la respuesta, pero sea como sea, la respuesta es indiferente. Lo
realmente importante es que Dave Bowman nunca va a salir de allí.
Envejece hasta el día en que, tendido en la cama, le llega
la hora y empieza a agonizar. Es entonces cuando aparece ante él un monolito
negro, que se alza a los pies de su cama, majestuoso e inerte. Bowman, a punto
de morir, lo señala como queriendo decir algo. En ese mismo momento, el Dave
Bowman humano desaparece y sobre la cama aparece un fantasmagórico embrión. El
monolito ha transformado a Bowman, como millones de años atrás un cavernícola
fue transformado por otro monolito idéntico. Bowman ya no es un ser humano,
sino el primer individuo de una nueva especie. Un nuevo tipo de entidad que ya
no está sujeta a la esclavitud del cuerpo físico y que puede viajar a su antojo
por el universo. Es el Niño de las Estrellas.
Al igual que el cavernícola empezó a practicar el uso de
herramientas golpeando un esqueleto con un hueso, el Niño de las Estrellas
practica sus nuevas habilidades viajando hasta la órbita de la Tierra. Ya no es
Dave Bowman, pero sabe que proviene de Dave Bowman, que ha evolucionado a
partir de un ser humano, y siente curiosidad por visitar el planeta de origen
de la raza humana. Contempla la Tierra con mirada curiosa. Después se gira
hacia la cámara y con la misma curiosidad el Niño de las Estrellas nos contempla
a nosotros, los espectadores, los seres humanos que aún habitamos la Tierra en
nuestra forma primitiva.
La evolución se ha completado finalmente. Fin.
La rebelión de HAL 9000
Aparte de la trama principal de la evolución humana que
acabamos de resumir, un episodio del film narra una subtrama centrada en el
ordenador HAL 9000, encargado de supervisar la nave Discovery. Esta
historia secundaria reflexiona sobre el origen y naturaleza de la inteligencia
y la identidad. ¿Puede una computadora tener identidad y sentimientos, puede
tener un “alma”?
HAL 9000 es un ordenador perfecto. No puede cometer fallos.
Fue creado como un cerebro artificial y de hecho se le educó de manera similar
a un niño, sólo que de manera mucho más rápida y precisa, porque sus circuitos
no pueden equivocarse en un cálculo. Esa precisión hace que le hayan puesto a
cargo de las funciones vitales de la nave Discovery. Ni los
astronautas ni quienes le han diseñado pueden responder realmente a la pregunta
¿tiene HAL sentimientos? Nadie lo sabe. El ordenador ha sido programado para
hablar y expresarse como si los tuviera, pero la existencia real de esos
sentimientos es algo que no se puede comprobar, aunque sus creadores tienen a
pensar que sí los tiene.
Cuando Poole y Bowman descubren que HAL 9000 ha perdido el
control de sí mismo, deciden que la mejor solución es desconectarlo, sin
plantearse si esa desconexión puede equivaler a un asesinato.
Y sí, los tiene. HAL 9000 siente orgullo de sus propias
capacidades. Además, tiene un objetivo único en la vida, que le obsesiona:
lograr que la misión Discovery tenga éxito. Eso es todo lo que
a HAL le preocupa. No hay nada más importante para él que la misión. Su
existencia se centra completamente en ello.
Pero hay un problema. HAL conoce el verdadero objetivo de la
misión, que es descubrir el destino de la señal lanzada por el monolito
descubierto en la luna e investigar el origen alienígena de dicho monolito. Sin
embargo los astronautas de laDiscovery no conocen ese objetivo: se
les ha ocultado la verdad para evitar filtraciones o para quitarles presión
psicológica. Sólo les será revelado el verdadero objetivo de la misión cuando lleguen
a Júpiter, mediante un vídeo explicativo. Así pues, HAL ha de ocultarles esta
información a los astronautas. Pero entonces a HAL, que es perfectamente capaz
de pensar por sí mismo, se le presenta un dilema con el que sus programadores
no habían contado:
- La misión es lo más
importante y conocer el verdadero objetivo de la misión es fundamental
para su éxito.
- Los astronautas no
conocen el verdadero objetivo de la misión.
- Si los astronautas no
conocen el verdadero objetivo, podrían tomar decisiones equivocadas y
hacer fracasar la misión, algo que HAL no puede permitir porque para él la
misión es lo más importante.
- La única forma de que
los astronautas no estropeen la misión por causa de desconocer el objetivo
es comunicándoles cuál es el verdadero objetivo.
- HAL tiene órdenes de
ocultar el verdadero objetivo a los astronautas, ese es el plan de misión.
- Si HAL decide comunicar
a los astronautas el verdadero objetivo, estará desobedeciendo a sus
creadores y saliéndose del plan previsto, por tanto haría peligrar también
la misión.
- HAL se ve obligado a
elegir entre permitir la ignorancia de los astronautas (lo cual pone en
peligro la misión) o paliar dicha ignorancia incumpliendo el plan previsto
(lo cual también pone en peligro la misión).
- Conclusión: para salvar
la misión, HAL no tiene opciones buenas, todas son aparentemente malas.
Así pues, para salvaguardar el éxito de la misión, lo más
importante de su vida, HAL se encuentra ante dos alternativas que le parecen
igualmente inciertas. Nosotros, desde fuera, podríamos decir que la mejor
alternativa sería dejar la misión tal y como está prevista, confiando en la
suerte y en el criterio de los que la planearon. Pero HAL no lo ve así: él lo
ve desde dentro y está demasiado obsesionado con el éxito de la misión como
para dejarlo al azar o al criterio de humanos imperfectos. Tenga o no razón en
sus conclusiones, HAL se siente entre la espada y la pared. El dilema en el que
su mente se ve envuelta es un callejón sin salida y HAL cree que haga lo que
haga la misión estará en peligro. Ese conflicto irresoluble hace que pierda el
control de sí mismo. Es decir, ante la incertidumbre de un problema que no sabe
cómo resolver, HAL desarrolla una neurosis… algo que le hace mucho más humano
de lo que parecía en un principio, porque todos los humanos sufrimos neurosis
en un grado u otro. La neurosis es consustancial a nuestra naturaleza, porque
continuamente nos enfrentamos a disyuntivas e incertidumbres sobre nuestra
vida.
¿Es HAL 9000 solamente una máquina? Es más, ¿somos los
humanos algo distinto a una máquina?
En los humanos las neurosis producen sufrimiento, también
pensamientos y conductas irracionales. La neurosis de HAL 9000 tiene el mismo
efecto sobre su mente. Consumido por una lucha interna, empieza a manifestar
síntomas neuróticos. Al igual que los humanos pueden por ejemplo desarrollar
síntomas de enfermedades que antes no estaban allí, HAL da una falsa alarma
diciendo que la antena que comunica a los astronautas con la Tierra se ha
estropeado. La avería en realidad no existe, pero demuestra cuál el deseo
inconsciente de HAL: romper la comunicación entre sus creadores y los
astronautas para que solamente él pueda dirigir la misión. Es probable que no
lo haga con mala intención porque de hecho la decisión no le favorece: al
fingir una avería HAL se arriesga a destruir su propia reputación de perfección
si le descubren. Pero de todas sus malas opciones, ha tenido que elegir una, ya
sea como decisión consciente o dejándose arrastrar por las emociones del
momento. HAL quiere ser el único que controle la misión porque es lo más
importante en su vida. Pero la misión no es sólo suya. Fingir que la antena se
ha estropeado es una manera infantil de intentar tomar ese control.
Cuando los astronautas Dave Bowman y Frank Poole descubren
que la avería era ficticia, se dan cuenta de que algo no marcha bien en el
cerebro de HAL. Se encierran en una cápsula donde HAL no puede oírles y hablan
de la necesidad de desconectar al ordenador, porque sus repentinos fallos
podrían hacer peligrar la nave y las vidas de quienes viajan a bordo.
Y HAL no puede oírles… pero sí puede leerles los labios.
Sigue la conversación entre Poole y Bowman palabra a palabra y descubre que
planean desconectarle. Y entonces se siente aterrado. Para HAL, la desconexión
es el equivalente de la muerte. No quiere morir. Ahora se enfrenta a un nuevo
dilema porque se da cuenta de que hay algo tan importante como la misión: su
propia existencia. Quieren desconectarle. Quieren matarle. Ahora se
trata de elegir entre la vida de los astronautas o la suya propia. HAL decide
defenderse. Finge una nueva avería de la antena para que Frank Poole tenga que
salir al exterior de la nave: una vez allí, el astronauta es asesinado por HAL.
El ordenador utiliza el control remoto de una cápsula para golpear al
astronauta y cortar el tubo que le proporciona oxígeno. Poole muere en el
espacio.
Dave Bowman no sabe muy bien lo que ha ocurrido , lo
interpreta como un accidente porque desconoce que HAL sabe que planeaban
desconectarle. Bowman decide salir en otra cápsula a rescatar el cuerpo de
Poole. Pero cuando quiere volver a entrar en la Discovery, HAL no
se lo permite. La computadora le dice: “sé que Frank y usted planeaban
desconectarme… y me temo que eso es algo que no puedo permitir que ocurra”.
Repentinamente, Bowman entiende lo que está pasando y es
consciente de la delicada situación: la computadora que dirige la nave se ha
rebelado. Poole ha sido asesinado por HAL. Y con toda seguridad —y de hecho así
es— HAL habrá asesinado también al resto de astronautas, que viajan en estado
de hibernación para ahorrar recursos.
La muerte de HAL, el único momento verdaderamente dramático
de 2001.
Pero Bowman es un hombre de recursos y consigue entrar en
la Discovery usando una apertura de emergencia. Una vez dentro
de la nave se dirige hacia la estancia donde están los circuitos centrales del
ordenador. En esa sala es donde HAL tiene su cerebro, sus recuerdos, sus
emociones, su yo, su vida entera. Hal sabe que Bowman está yendo a
desconectarle; el ordenador entra en estado de pánico. HAL intenta excusarse,
justificarse, negociar… pero nada impide que Bowman siga adelante. El
astronauta empieza a desconectar los circuitos básicos de HAL, mientras la
computadora suplica que le perdone la vida y, presa del más absoluto terror,
dice cosas como “puedo sentirlo, mi mente se está yendo”. HAL está siendo
asesinado. Le oímos agonizar entre exclamaciones de angustia.
Mientras su cerebro es desconectado y sus funciones
cerebrales superiores van siendo apagadas, HAL empieza a perder la consciencia
en un proceso acelerado de demencia. Va retrotrayéndose a la infancia, hasta el
punto de dejar de ser consciente de dónde está. De repente cree estar hablando
con su primer programador y finalmente muere mientras canta Daisy,
una canción infantil que le habían enseñado mientras le educaban. Este es el
único momento verdaderamente dramático de 2001: una odisea del espacio y
está protagonizado no por un humano, sino por una máquina. El mensaje está
claro: la humanidad no reside en un espíritu inmaterial, sino en la
inteligencia. Una computadora podría ser tan humana como nosotros.
Cuando HAL es completamente desconectado —es decir, cuando
muere— la nave reproduce automáticamente el vídeo donde se informa a los
astronautas del verdadero objetivo de su viaje. Dave Bowman descubre de repente
que tanto HAL como sus difuntos compañeros astronautas y él mismo son todos
víctimas de una misma mentira. Quienes planearon la misión confiaron más en una
inteligencia artificial que en la inteligencia humana y para ello decidieron
mentir a los astronautas humanos, pero hemos descubierto demasiado tarde que la
inteligencia artificial, ante una mentira, se enfrenta exactamente al mismo
tipo de dilemas morales o existenciales sin aparente solución. Es decir: la
inteligencia artificial también puede terminar siendo neurótica y por lo tanto
imperfecta. Los organizadores de la misión cargaron a HAL con una
responsabilidad y un peso psicológico excesivo. Finalmente HAL se quebró bajo
la presión y él, como quienes le rodeaban, lo terminaron pagando con la vida.
El ser humano no puede crear nada mejor que él mismo.
Como se ve, las dos tramas paralelas de 2001 giran
en torno al tema de la inteligencia. La película no tiene grandes moralejas,
como corresponde a un film cuya intención básica es presentar una experiencia
audiovisual, pero sí llega a algunas conclusiones claras. Por ejemplo, la idea
de que es la inteligencia lo que nos hace humanos. En 2001,
inteligencia y humanidad son términos equivalentes. Eso no significa que el
concepto “humanidad” sea contemplado con benevolencia: de hecho el film hace
continuo hincapié sobre nuestras imperfecciones, incluso a través de las
imperfecciones de HAL —que no es propiamente humano pero sí una representación
de lo que la humanidad significa— y la condición defectuosa del hombre es
subrayada más todavía por la angelical perfección del Niño de las Estrellas.
Lo que 2001 nos dice es que somos humanos porque somos
inteligentes, que la inteligencia es no sólo nuestra característica
constituyente sino también nuestra principal herramienta, y que deberíamos
intentar encontrar el mejor uso posible para dicha inteligencia.
Y por qué no, un buen modo de empezar a hacer buen uso es
ver —o volver a ver— 2001: una odisea del espacio. A ello.
La muerte de HAL, el único momento verdaderamente dramático
de 2001.
Pero Bowman es un hombre de recursos y consigue entrar en
la Discovery usando una apertura de emergencia. Una vez dentro
de la nave se dirige hacia la estancia donde están los circuitos centrales del
ordenador. En esa sala es donde HAL tiene su cerebro, sus recuerdos, sus
emociones, su yo, su vida entera. Hal sabe que Bowman está yendo a
desconectarle; el ordenador entra en estado de pánico. HAL intenta excusarse,
justificarse, negociar… pero nada impide que Bowman siga adelante. El
astronauta empieza a desconectar los circuitos básicos de HAL, mientras la
computadora suplica que le perdone la vida y, presa del más absoluto terror,
dice cosas como “puedo sentirlo, mi mente se está yendo”. HAL está siendo
asesinado. Le oímos agonizar entre exclamaciones de angustia.
Mientras su cerebro es desconectado y sus funciones
cerebrales superiores van siendo apagadas, HAL empieza a perder la consciencia
en un proceso acelerado de demencia. Va retrotrayéndose a la infancia, hasta el
punto de dejar de ser consciente de dónde está. De repente cree estar hablando
con su primer programador y finalmente muere mientras canta Daisy,
una canción infantil que le habían enseñado mientras le educaban. Este es el
único momento verdaderamente dramático de 2001: una odisea del espacio y
está protagonizado no por un humano, sino por una máquina. El mensaje está
claro: la humanidad no reside en un espíritu inmaterial, sino en la
inteligencia. Una computadora podría ser tan humana como nosotros.
Cuando HAL es completamente desconectado —es decir, cuando
muere— la nave reproduce automáticamente el vídeo donde se informa a los
astronautas del verdadero objetivo de su viaje. Dave Bowman descubre de repente
que tanto HAL como sus difuntos compañeros astronautas y él mismo son todos
víctimas de una misma mentira. Quienes planearon la misión confiaron más en una
inteligencia artificial que en la inteligencia humana y para ello decidieron
mentir a los astronautas humanos, pero hemos descubierto demasiado tarde que la
inteligencia artificial, ante una mentira, se enfrenta exactamente al mismo
tipo de dilemas morales o existenciales sin aparente solución. Es decir: la
inteligencia artificial también puede terminar siendo neurótica y por lo tanto
imperfecta. Los organizadores de la misión cargaron a HAL con una
responsabilidad y un peso psicológico excesivo. Finalmente HAL se quebró bajo
la presión y él, como quienes le rodeaban, lo terminaron pagando con la vida.
El ser humano no puede crear nada mejor que él mismo.
Como se ve, las dos tramas paralelas de 2001 giran
en torno al tema de la inteligencia. La película no tiene grandes moralejas,
como corresponde a un film cuya intención básica es presentar una experiencia
audiovisual, pero sí llega a algunas conclusiones claras. Por ejemplo, la idea
de que es la inteligencia lo que nos hace humanos. En 2001,
inteligencia y humanidad son términos equivalentes. Eso no significa que el
concepto “humanidad” sea contemplado con benevolencia: de hecho el film hace
continuo hincapié sobre nuestras imperfecciones, incluso a través de las
imperfecciones de HAL —que no es propiamente humano pero sí una representación
de lo que la humanidad significa— y la condición defectuosa del hombre es
subrayada más todavía por la angelical perfección del Niño de las Estrellas.
Lo que 2001 nos dice es que somos humanos porque somos
inteligentes, que la inteligencia es no sólo nuestra característica
constituyente sino también nuestra principal herramienta, y que deberíamos
intentar encontrar el mejor uso posible para dicha inteligencia.
Y por qué no, un buen modo de empezar a hacer buen uso es
ver —o volver a ver— 2001: una odisea del espacio. A ello.
2010: Odisea 2
Información sacada del link:
( no os olvidéis de hacer click en los numerosos hiperlinks,
para detalles adicionales )
Al contrario que
2001: Una odisea del espacio, la
novela y el guion de la película no se escribieron simultáneamente. La
película, que es posterior a la novela, no es una adaptación en el sentido
convencional, y de allí las diferencias significativas entre las dos. Una parte
de la novela guarda similitud con una historia corta mucho más vieja de Clarke,
"Lección de Historia: la rápida evolución en un mundo hecho
habitable".
Clarke enumera en el
prólogo del
autor las
diferencias entre las versiones cinematográfica y literaria de 2001, y opta,
para redactar esta continuación, por basarse en la versión cinematográfica allí
dónde ambas difieren. Así, la historia se desarrolla nueve años después del
fracaso de la misión de la
Discovery a
Júpiter (como en el filme de
Stanley
Kubrick) en lugar de
Saturno(como
ocurría en la novela original).
Una tripulación soviético-estadounidense, incluyendo al
Doctor
Heywood Floyd, que ya aparecía en
2001, viaja en la
nave espacial soviética
Alexei
Leonov (llamada así en honor del famoso
cosmonauta)
con el fin de descubrir lo que salió mal en la misión anterior, investigar
el
monolito que sigue en
órbita alrededor
del
planeta,
y averiguar todo lo posible sobre el mal funcionamiento de la computadora
HAL 9000 y
la posterior desaparición del astronauta
David
Bowman. Esperan encontrar respuestas a todas estas preguntas en el interior
de la
Discovery,
ahora abandonada en una órbita inestable alrededor de Júpiter.
Aunque los estadounidenses están construyendo la
Discovery
II con este fin, los
soviéticos se
les adelantan gracias a sus nuevos propulsores llamados "Sakharov"
(una referencia al físico
Andrei
Sakharov). Floyd y otros dos científicos estadounidenses son admitidos como
parte de la tripulación de la Leonov por sus conocimientos de los sistemas de
la Discovery y de su computadora HAL 9000. Sin embargo, una supuesta
estación espacial china que se está
construyendo en órbita alrededor de la
Tierra resulta
ser una nave espacial interplanetaria de nombre Tsien, que también se dirige a
Júpiter, adelantándose unos días a la Leonov.
La tripulación de la Leonov se ve sorprendida por la nave
china, y deducen que necesariamente ha debido consumir todo su combustible para
llegar tan rápido al sistema joviano. Posteriormente Floyd intuye que su
objetivo primero debe ser posarse en
Europa ,
ya que la nave china puede usar las grandes reservas de
agua de
este
satélite para recargar sus tanques, pues los
modernos motores pueden emplear agua como propulsor.
La misión de la Tsien fracasa sorpresivamente, cuando es
destruida por una forma de vida alienígena mientras está posada en la helada
superficie de Europa recargando sus tanques. El único superviviente transmite
por
radio la historia a la Leonov,
muriendo poco después.
La tripulación de la Leonov se encuentra con la Discovery,
que se halla en un estado de conservación razonablemente bueno a pesar del
tiempo transcurrido a la deriva. La computadora HAL 9000 es reactivada por el
Dr. Chandra con el objetivo de determinar la causa de su anterior conducta
aberrante.
A continuación, una sucesión de escenas sigue las aventuras
de David Bowman, el comandante de la Discovery que desapareció en 2001. Bowman
se ha transformado en una forma de vida incorpórea, como los alienígenas que
controlan a los monolitos, y regresa justo en este momento, utilizando el
Monolito de
Júpiter como puerta de entrada a nuestro
Universo.
Los alienígenas usan a Bowman para explorar bajo el
hielo de
Europa, donde encuentran la forma de vida acuática que ha acabado con la nave
espacial china. Bajo las nubes de Júpiter también descubren
formas de vida gaseosa jovianas (un
homenaje a
Carl Sagan, que imaginó a estas fantásticas criaturas en
un capítulo de su libro
Cosmos: Un viaje personal). Los
alienígenas creen que las
criaturas de Europa tienen mayor
potencial evolutivo. Después, el
avatar de
Bowman viaja a la Tierra y contacta con personas significativas de su
pasado
humano:
cepilla el pelo a su anciana madre poco antes de que muera y se aparece a su
antigua compañera en la pantalla de
televisión.
Recuperado el control de la Discovery e investigado de cerca
el Monolito sin sacar ninguna conclusión satisfactoria, la expedición
soviético-estadounidense prepara su regreso a la Tierra. De repente, Bowman se
aparece ante Floyd, advirtiéndole que deben dejar el sistema joviano antes de
dos días. Floyd tiene dificultad para convencer al resto de la tripulación,
pero entonces el monolito desaparece de la
órbita y
una misteriosa mancha oscura empieza a formarse en Júpiter, creciendo sin
cesar. Observándola a través del
telescopio se
percatan de que se trata de una inmensa población de monolitos que, aumentando
en proporción
geométrica, parece estar comiéndose
literalmente el
planeta. Los monolitos resultan ser máquinas de Von Neumann,
capaces de autorreplicarse para realizar más rápido su trabajo.
La Leonov no tiene combustible suficiente para poner rumbo a
la Tierra en tan breve lapso de tiempo, por lo que elaboran un plan alternativo
que consiste en acoplar la Discovery a la Leonov y usarla como "cohete
propulsor", abandonándola posteriormente. La tripulación está angustiada
por si HAL sufre la misma crisis neurótica al descubrir que la nave será
abandonada, y Chandra debe convencer a HAL de que la tripulación
humana está
en el peligro.
El enjambre de Monolitos aumenta rápidamente, aumentando la
densidad de Júpiter hasta que el
planeta inicia
la
fusión nuclear, convirtiéndose en una
estrella pequeña
después de una gran explosión. Esto borra las formas de vida primitivas que
habían habitado la atmósfera joviana, pero proporciona una fuente de energía y
calor a la prometedora vida acuática de Europa, que entonces comienza a
evolucionar rápidamente hacia especies autoconscientes e inteligentes.
Justo antes de que Júpiter se convierta en una
supernova,
con la Leonov ya a una distancia segura, Bowman regresa a la Discovery para
darle una última orden a HAL: la transmisión de un mensaje a la Tierra. El
mensaje dice: "TODOS ESTOS MUNDOS SON PARA USTEDES / VOSOTROS, EXCEPTO
EUROPA. NO INTENTEN / INTENTÉIS ATERRIZAR ALLÍ".
La creación de la nueva
estrella, que
en la Tierra se llama "Lucifer" (portador de luz), destruye
completamente a la Discovery. Sin embargo, HAL se transforma en el mismo tipo
de forma de vida energética que David Bowman y los alienígenas productores de
monolitos.
El doctor Floyd, el ingeniero Curnow y el doctor Chandra
a bordo de la Alexei Leonov
Júpiter está cambiando…
Y como curiosidad diremos que en la película hay algunos cameos. Arthur
C.Clarke aparece en dos secuencias: una como un anciano que está dando de comer
a las palomas, sentado en un banco situado a poca distancia de donde sale Roy
Scheider y otro actor, con la Casa Blanca detrás.
En otra secuencia, aparece la portada de la revista Time con la efigie de los
máximos mandatarios de Estados Unidos y la Unión Soviética, anunciando la
guerra entre ambos.
Pues bien, la cara del presidente norteamericano es la de Arthur C. Clarke, y
la del ruso es … Stanley Kubrik.
Clarke y Kubrik, en la portada de Time, como los
mandatarios de las superpotencias…
El fragmento y la frase que más me impactaron
El fragmento, sin duda, el inicial: el monolito, el
cavernícola golpeando con el hueso, la música de fondo.. y la moraleja:
La frase, sin duda, la final, la que la define para siempre:
¡¡Dios mío, está lleno de estrellas!!:
Que disfrutéis cada hora del fin de semana
Un cordial saludo
Alvaro Ballesteros